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jueves, 25 de septiembre de 2008

«Nuestra Señora de La Piedad» La Galga. Puntallana. La Palma

En el municipio palmero de Puntallana, concretamente en el pago de La Galga, se celebra - sin fecha fija en el mes de septiembre- la llamada “Fiesta de las Mujeres”, o lo que es lo mismo, la de “Nuestra Señora de La Piedad”.

Esta curiosa denominación se debe a que han venido siendo organizadas por ellas. Son mujeres quienes forman la directiva y la comisión; hacen de tesoreras y son las que recogen dinero por el barrio; son también las que portan los seis faroles ochavados encendidos en torno al trono durante la procesión, iluminando el paseo de la “Señora”... Generalmente son las devotas vecinas las que transportan a la preciosa talla en sus andas de baldaquino de madera por los aledaños de la antigua ermita de “San Bartolo” – como cariñosamente se conoce al Patrón del lugar, San Bartolomé Mártir. Sin embargo, también a los hombres se les permite cumplir con la piadosa tradición. La procesión recorre el camino que separa el templo de la carretera, donde se halla la Cruz del Llano y, al regresar a la ermita, se produce el tradicional descanso para presenciar los fuegos de artificio.

Un pequeño templo enclavado en un privilegiado y hermoso paraje del norte del municipio, cuya pequeña plaza se aproxima al borde de un enorme barranco y que sirve de balcón a una incomparable vista. Fue una obra sufragada por los vecinos quienes aportaron por familia una media de “siete mil pesetas en metálico y seis jornadas de trabajo, las cuales habrían de detraer el tiempo dedicado a sus faenas”. (Libro de Actas, 21 de abril de 1971). Un lustro más tarde se configuraría su estado actual. En la lápida que se halla colocada a la derecha de la puerta de entrada se lee: “Plaza San Bartolomé realizada por Ismael Martín (párroco) en colaboración con el Barrio de La Galga y varias entidades oficiales. 01-10-1976”

En esta edición de 2008, el viernes 26 se inician las celebraciones con el enrame floral de la ermita y sus alrededores. En la espadaña se coloca la Bandera blanca con el anagrama de María. El arco de la puerta principal bajo el balconcillo de tea, por donde sale la Virgen, se suele decorar con flores frescas, como claveles blancos y rosados, “lluvias” blancas y otras flores silvestres. También con hojas de pino, álamo, “costillas”... Recordemos que en las fiestas estivales de San Bartolo – la “Fiesta de los Hombres”- es muy famoso el tradicional arco triunfal de brezo, rama y flores que se erige cerca de la ermita. Existe un “pique” tradicional y festivo entre ambas fiestas lugareñas a ver cuáles son mejores. Por la tarde, el repique de campanas y la lluvia de voladores anuncian que se está enramando a la venerada imagen de la Virgen. Luego tiene lugar la verbena tradicional en la plaza.

El sábado 27 por la tarde tiene lugar la solemne Eucaristía de la víspera en honor a la Virgen y procesión por los lugares de costumbre. A su término se produce una exhibición pirotécnica y otra gran verbena. Las celebraciones religiosas continúan el domingo 28 con solemne función religiosa y procesión de la venerada imagen, acompañada por banda de música, párroco, autoridades y pueblo. En algunas ediciones luego se procede la preparación del almuerzo para todos los vecinos del barrio y asistentes en general con “asalto prolongado” musical. Por la tarde, para los más pequeños hay castillos hinchables y piñatas y más tarde tiene lugar el “fin de fiestas” con actuación de la escuela municipal de acordeones de Puntallana y con el grupo Orillas del Son.

La antiguamente llamada ermita de “Nuestra Señora de La Galga”, ya erigida en 1515 (citada en las Sinodales del obispo Vázquez de Arce), pasó a denominarse más tarde de “La Concepción”; estuvo después bajo la advocación de “La Piedad” y por último hasta nuestros días, conocida oficialmente por parroquia de “San Bartolomé Mártir”. En un archivo particular de 1643 se lee: “…porque el martes que se conto veinte y siete de enero sintiendo la intencion de entrar en una viña de Nª Sª de La Piedad en el termino de La Galga…”

En los primeros tiempos, curiosamente tan sólo se oficiaba misa cuando “por las tempestades e aguas no puedan venir a la iglesia de Puntallana”

Una ermita cuyo frontal es de principios del siglo XVI y tiene un balconcillo de tea de pino, una espadaña con dos campanas y una puerta de medio punto y cantería. Todas sus fachadas exteriores aparecen actualmente “adornadas con piedras incrustadas en el rebocado”. Sus cubiertas son de estilo mudéjar y el interior es de una sola nave. El elemento más antiguo conservado es el arco toral de cantería gris y el retablo mayor, de estilo neoclásico, fue ejecutado por el maestro Bernabé Fernández en 1705. Se trata de una bella pieza de un cuerpo tres calles con un amplio ático en el que se ubica el único lienzo del templo: San Isidro Labrador, pintado en el siglo XVIII. También antigua es la puerta del acceso lateral de la iglesia, sobre cuyo dintel está esculpido el año 1631.

En la hornacina central del pequeño retablo, profusamente decorado con motivos florales, se halla entronizada la pequeña y bella efigie de la Virgen. Una talla de estilo gótico (s. XVI-XVII) de gran devoción en la localidad. En el nicho del lado del Evangelio se encuentra “San Bartolo” (de fecha anterior a 1602) y en el de la Epístola San José. Cuando son las fiestas del Santo Mártir el 24 de agosto, como éste es colocado en sus andas, en su lugar se coloca la escultura de San Gonzalo de Amarante. La preciosa talla de San Amaro suele estar colocado sobre una ménsula al lado derecho del altar.

La espléndida imagen mariana sostiene al Niño Jesús sobre su brazo izquierdo mientras éste la acaricia en el cuello, en una graciosa postura que sugiere estar jugando. La Virgen, de ampulosos ropajes dorados, inclina levemente su cabeza hacia la derecha mientras que con sus grandes ojos de mirada profunda se dirige dulcemente al espectador. Bajo la túnica, surcada por numerosos pliegues de suaves ondulaciones, se distingue y trasluce la rodilla derecha avanzada que imprime movimiento a la maternal escena mediante un delicado contraposto de la imagen. Parece como si avanzara majestuosamente hacia el frente; un dinamismo que además se acentúa con el vuelo del manto de remates ondulados. Otra de sus características principales son su larga y delicada nariz y pequeña boca de labios carnosos; amplia frente abombada; finas cejas; larga cabellera negra bien esculpida que cae sobre los hombros; delicado modelado del rostro, así como del cuerpecito del Niño; sendas coronas imperiales de plata en su color (la de la Virgen está calada asemejando una obra de filigrana) y una gran media luna semicerrada a los pies, del mismo material.

La tipología conocida popularmente como “La Piedad”, tanto en La Palma como en otros muchos lugares del orbe cristiano, está creada sobre la soledad de María. Esta escena es aprovechada – según el padre Trens- por artistas y místicos quienes unen los dos extremos de la vida de Cristo: infancia y muerte – pesebre y cruz. Generalmente en los grupos de La Piedad se supone que María está rememorando – según las palabras de San Bernardino de Siena – la infancia de Jesús. La advocación mariana de la Piedad está ligada por regla general, a ese recuerdo de la Virgen cuando sostiene el cuerpo muerto de Jesucristo tras ser éste desprendido del “Árbol de la Cruz”. Ahora no es al Hijo dormido al que porta en sus brazos sino al Hijo muerto. De ahí la desproporción entre ambos cuerpos. En La Palma encontramos las preciosas Vírgenes de “La Piedad” en el capitalino Hospital de Dolores y en Los Sauces; también las de “Los Dolores” en la parroquial de San Blas y en Lodero – ambas en Villa de Mazo… A esta representación escultórica de la Virgen con el cuerpo inerte de Cristo, recostado en su regazo, pertenece también “Las Angustias” de Los Llanos, etc.

Sin embargo, la “Piedad de La Galga” no sigue este patrón iconográfico, sino que la Virgen, aunque de mirada melancólica y profunda- tal vez conociendo ya el terrible futuro de su Hijo-, sostiene tiernamente a su pequeño Infante que parece ignorar la tragedia. Suponemos que aquí la advocación representa la compasión o piedad que la Virgen siente ante una persona desgraciada o que sufre que se presenta ante su preciosa imagen de La Galga.


BIBLIOGRAFÍA

HERNÁNDEZ PÉREZ, María Victoria. La Isla de La Palma. Las Fiestas y Tradiciones, C.C.P.C., Litografía Romero, Santa Cruz de Tenerife, 2001.
GARRIDO ABOLAFIA, Manuel. Puntallana. Historia de un pueblo agrícola, Ilmo. Ayuntamiento de Puntallana, CajaCanarias, 2002.
LORENZO RODRÍGUEZ, Juan Bautista. Noticias para la Historia de La Palma, La Laguna- Santa Cruz de La Palma, 1975.
Programa de las Fiestas en honor de Nuestra Señora de La Piedad, 2005., Ayuntamiento de Puntallana.

JOSÉ G. RGUEZ. ESCUDERO
SANTA CRUZ DE LA PALMA
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