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jueves, 25 de junio de 2009

60 años de la erupción del Volcán de San Juan (1949-2009)



Los numerosos movimientos sísmicos que se vienen produciendo en los últimos años en el Archipiélago Canario se han localizado, en su mayoría, en la zona noroeste de Tenerife, concretamente en Icod de Los Vinos. Estos temblores nos hacen rememorar a los canarios y, en concreto, a los palmeros, otros sismos, ya históricos. Me refiero a los que se sintieron antes de las dos últimas erupciones que han tenido lugar en Canarias, más concretamente en el complejo volcánico Cumbre Vieja de Isla de San Miguel de La Palma: la del Nambroque, o Volcán de San Juan -denominado así por haber entrado en erupción precisamente el día de la onomástica de ese santo mártir, 24 de junio de 1949- con una duración de 47 días. Y, veintidós años más tarde, en 1971, la del volcán de Teneguía -denominado así por la proximidad del roque de su nombre- con una duración de 24 jornadas. Este último tiene lugar en el extremo sur, en Fuencaliente y sobre las lavas del volcán de San Antonio. Muchos de los materiales se vertieron al mar, ganando terreno a éste.

Afortunadamente, las erupciones históricas de Canarias, en la mayoría de los casos gracias a su ubicación en zonas alejadas, no han causado daños personales. Sólo existe una excepción en la erupción del Teneguía, ya que una persona falleció por la inhalación de gases tóxicos al acercarse demasiado. A ello, hay que sumarles daños materiales que han afectado a la economía de las zonas en donde se ha producido la erupción. Es el caso del Volcán de Arenas Negras en Tenerife en 1706, que destruyó el puerto de Garachico.

En el siguiente cuadro se muestra el orden cronológico de las erupciones históricas que han tenido lugar en Canarias.



Como podemos observar, La Palma es la isla canaria que cuenta con un mayor número de erupciones volcánicas a lo largo de la historia. Se dice que la primera fue la de la Montaña Quemada (1470-2492).

El volcanismo insular propiamente dicho comienza, según los expertos, en 1585. Fue el año de la erupción del Tahuya, en la que aparecen enormes bloques que actualmente son conocidos como Agujas de los Roques de Jedey, en la zona oeste. Se suceden más tarde otras erupciones, como la de Tigalate en 1646; la de San Antonio en 1677 –cuya lava sepultó la milagrosa y famosa Fuente Santa-; en 1712 tuvo lugar el de Montaña Lajiones o El Charco, en la zona suroeste de La Palma; y en 1949, el de San Juan.

“… 22 de febrero de 1949. A las 8.30 se sintió el primer temblor… el sismo viene acompañado de un ruido sordo como de una ola y mar gruesa en la costa. las trepidaciones del suelo era como las que produce un tren que pasa junto a una casa. La misma noche, otra sacudida más intensa…”

Martel San Gil

Tras varias semanas de incertidumbre por las sacudidas y pequeños terremotos que mantenían en vilo a la población, finalmente surgió el volcán. Los presagios no fallaron. En la zona se venían sintiendo pequeños terremotos desde hacía unos trece años, desde julio de 1936. El 24 de junio, tras la conocida como noche de Brujas o de San Juan de hace ahora 60 años, surgió el primer cráter sobre la dorsal de Cumbre Vieja que fue denominado Duraznero (a 1850 mts. sobre el nivel del mar) .

“…24 de junio. A eso de las 9 horas de la mañana de San Juan… al mismo tiempo que los retumbos parecen desgarrar en largos jirones el duro y profundo roquedo, entre montaña Pelada y pico Nambroque… ha tenido lugar la apertura de un cráter…Las bocas del cráter aumentan de tamaño… aumenta la actividad sísmica”

Martel San Gil

El primer teniente de alcalde de El Paso, Miguel Jurado Serrano, dio órdenes de movilizar a todos los camiones del municipio y pidió ayuda a los alcaldes de Los Llanos de Aridane y Tazacorte. Una movilización que fue efectuada con orden y rapidez. Se pusieron en marcha todo tipo de vehículos: guaguas, camiones, coches y carros tirados por animales. En El Paso y en Los Llanos se encontraban evacuadas casi mil personas desde hacía unas cuantas jornadas, debido a que sus domicilios habían sufrido grandes daños y destrozos por culpa de los sismos. Se cobijaron en casas particulares, en colegios y en almacenes de empaquetado de plátanos.

Unas dos semanas después, en la zona llamada Llano del Banco (a 1250 mts. de altura), el 8 de julio de 1949, se abría una nueva grieta a nivel superficial de la que surgieron dos ríos de lava incandescente que llegaron hasta la costa occidental de la Isla. La grieta en su comienzo medía un kilómetro de largo y cerca de cien metros de ancho, por la que salieron todas las coladas que llegaron al mar y formaron la punta que, en Puerto de Naos, sostiene una gran extensión de productiva platanera (sobre el basalto explanado, se trajo tierra fértil de las cumbres). Las cenizas llegaron hasta Tenerife, envolviendo el pico del Teide y alcanzando alturas superiores a los 6000 mts.

“…A las 4.30 de la madrugada fue oída una fuerte explosión subterránea, seguida de un fuerte movimiento sísmico y en el lugar conocido por Llano del Banco…tuvo lugar en ese momento, la apertura de una grieta ligeramente sinuosa… de la que comenzó a surgir una gran cantidad de lava…A las dos de la tarde cortó la carretera general… probablemente en el momento de ser extruida ha debido oscilar entre los 1000º y 1200º …”
M.S.G.

Las lentas lenguas de fuego –cuya lava se vio favorecida en su descenso por el desnivel del terreno- arrasaban todo lo que se iban encontrando a su paso. Éstas se dirigían inexorablemente hacia la pequeña ermita de San Nicolás del pago de Las Manchas.

Recordemos que la ermita de Las Manchas, erigida bajo la advocación de San Nicolás de Bari, había sido fundada por Nicolás Massieu y Vandala. Así consta en el testamento otorgado ante el escribano público Antonio Roque Casanova, registrado en el protocolo de Antonio Vásquez el 14 de septiembre de 1696.

La tarde anterior, los vecinos se afanaban por poner a salvo las imágenes religiosas, los ornamentos de culto, y todo aquello que se pudo desmantelar y trasladar, como maderas, retablos, campanas, bancos… La comitiva iba llevando con celeridad todas las piezas devocionales hacia la parroquia de Los Remedios en Los Llanos de Aridane. Allí estaban a salvo.

Precisamente, el 18 de julio se celebró en dicha ciudad una solemne y multitudinaria procesión con las imágenes que se trasladaron desde la ermita de San Nicolás, diez días más tarde de iniciarse el volcán.

Muchas personas llegadas de toda la comarca se afanaban por ayudar a la Guardia Civil y a las tropas del Batallón de Infantería La Palma nº 29 destacadas en Argual. Trasladaban todos los objetos útiles y alimentos, etc. que podían salvar de tiendas, escuelas, casas… así como animales de gallineros, establos…

Cuando su destrucción parecía ya inevitable, el joven párroco palmero don Blas Santos Pérez –que contaba con tan sólo 28 años- hizo pública su promesa de levantar un monumento a Nuestra Señora de Fátima, por la que sentía una especial devoción, si se llegara a salvar el precioso oratorio. Para asombro de los presentes, la lava se desvió de su curso y pasó a unos escasos metros del histórico recinto. Se extendió rápidamente por toda La Palma la noticia de que se trataba de un milagro y de que la salvación de la ermita había ocurrido gracias a la intersección divina. El propio cura, don Blas, decía: “subí rápidamente por el camino y encontré la lava detenida en plena pendiente y aquel día y al día siguiente pasó a más de cien metros de donde está la iglesia. Eran masas enormes convertidas en piedras incandescentes. Y desde esa línea, donde hoy está el monumento de Fátima, no bajó ni una sola piedra”.

La imagen de la Virgen de Fátima, como recuerdo del prodigio y “que perpetuará el hecho extraordinario de que la lava del volcán de San Juan no arrasara la ermita”, se alza hoy en día majestuosa sobre el río de lava y es visible desde cualquier lugar de Las Manchas y sus aledaños. Fue bendecida en Santiago de Compostela el 28 de abril de 1952. Está tallada en granito puro y de un color terroso pálido, pesa tonelada y media y fue realizada en los talleres escultóricos del constructor Raimundo Vázquez Fernández, en 1951, como así lo atestigua una placa conmemorativa adosada en un lateral. Díaz Lorenzo también nos informa de que “el boceto fue diseñado por el director de Regiones Devastadas, Gonzalo Cárdenas, buen amigo del ministro Blas Pérez González. El marco, coronado por una cruz que soportan hojas de acanto, llama poderosamente la atención y está construido en cemento y piedra volcánica. Delante tiene una plaza y un altar sobre adoquines de lava, con dos accesos independientes”.

En la solemne ceremonia de la bendición de la imagen, actuó de representante del Jefe del Estado el ministro palmero Blas Pérez González. Éste pronunció un emotivo discurso en el que dijo, entre otras cosas que "porque Dios ha querido, tuve la suerte de haber nacido en una de las Islas Afortunadas, la Isla de La Palma, que en el año 1949 nos transmitió la triste noticia de la erupción de uno de sus volcanes. De S.E. el Generalísimo Franco, atento siempre a dar consuelo y fuerzas económicas a todos los españoles, surgió entonces la idea de que fuera a aquel lugar una representación del Gobierno, y fui elegido yo, por estar vinculado a aquellas islas por lazos de sangre y de cariño. Se formó enseguida un cuerpo técnico, en el que figuraba un buen amigo, un gallego de corazón, don José Fariña, y entramos en el puerto de Santa Cruz de La Palma a bordo del Vasco Núñez de Balboa. La isla tiene 70.000 habitantes y, sin hipérbole, puedo decir que todo el pueblo estaba en el muelle esperándonos, con un silencio sepulcral. La escena representaba la llegada del hijo ausente que iba con la representación del Caudillo. La tierra temblaba todavía bajo nuestras plantas. Eran momentos de gran emoción".

El periodista tinerfeño Luis Álvarez Cruz había sido testigo presencial de la erupción del volcán y fue autor de una crónica en la que se narraba el emotivo acto en la parroquia de San José de Santa Cruz de Tenerife, lugar elegido para la recepción oficial de la imagen antes de su partida hacia el muelle de Santa Cruz de La Palma. En ella decía lo siguiente:
"Nuestra capital, que con tanta emoción y reverencia recibió la sagrada imagen de Nuestra Señora de Fátima, donada por Galicia a la Isla de La Palma, con el fin de que sea emplazada en la misma linde donde se detuviera, a su conjuro milagroso, a su celestial intercesión, la arrolladora lava del volcán que un día arrancara a la bella isla de su plácido remanso de belleza para sumirla en la angustiosa zarabanda de los terremotos devastadores, se dispone hoy, domingo, a despedirla en el marco de un acto apoteósico que, por otra parte, será algo así como el preludio de los actos que se preparan en La Palma a su llegada, y en los que de seguro el católico corazón de aquellas gentes latirá con renovado ritmo, con más vivo compás, con más entrañable isocronía”.

Tras la orden de evacuación decretada por la alcaldía de El Paso, las autoridades insulares comenzaban a llegar, como los alcaldes de Villa de Mazo y Fuencaliente, encabezando una comitiva de numerosos vehículos y vecinos para ayudar en todo lo posible. Llegaron también dos prestigiosos geólogos, Simón Benítez y Juan María Bonelli.

Dos días después del comienzo de la salida de la lava del volcán desde la fractura situada en Llano del Banco, el 10 de julio por la mañana, las primeras avanzadas del torrente de lava alcanzó con gran estruendo la orilla del mar, donde se originaron grandes columnas de vapor de agua que formaron una especie de cortinas ante la costa de la Isla.

La corriente que se había adelantado por Las Hoyas hizo respirar a parte del vecindario, puesto que esto hizo que desapareciera la amenaza que se cernía sobre el barrio de Todoque. Sin embargo, bajo la atenta mirada de miles de personas, sobre las siete y media de la tarde, la lava sepultó un empaquetado de plátanos.

Otros evacuados fueron llevados a Santa Cruz de La Palma y acogidos por los vecinos en numerosas viviendas particulares, conocedores del drama humano que se estaba viviendo. Los heridos fueron trasladados al Hospital de Dolores, donde se les ingresó y recibieron todos los cuidados. Se recuerda especialmente al doctor Amílcar Morera Bravo, quien realizó medio centenar de intervenciones quirúrgicas. También los evacuados recibieron la ayuda de casi todos los médicos de La Palma, bien especialistas como de medicina general.

Durante la madrugada y en la mañana del 12 de julio se percibieron en El Paso y Los Llanos una serie de fuertes ruidos subterráneos. Al día siguiente, sobre las cuatro de la tarde apareció un nuevo cráter en el lugar conocido como Hoyo Negro, con tres bocas, que provocó una inquietante lluvia de cenizas y azufre sobre la zona del Valle de Aridane. No paraba de expulsar una gran cantidad de piedras incandescentes, gases, cenizas y partículas sólidas, que formaron una columna de humo negro que llegó a alcanzar una altura quizá superior a los 3000 metros. Esto produjo nuevos incendios en el pinar.

No hubo, afortunadamente, ninguna desgracia personal. Sí causó la destrucción de muchas viviendas –más de setenta- engullidas por la lava y otras cincuenta debido a los sismos. Numerosos trozos de tierra de labor quedaron inservibles. Afectó también al municipio al dejarlo incomunicado ya que sus lavas se derramaron por ambas vertientes de la isla. El lento itinerario de la lava dejaba una terrible huella de destrucción en pajeros, viñedos, casas, fincas, aljibes, establos… Como ejemplo, una de las fincas de Hoyo de Verdugo, de unas 280 fanegadas de extensión, casi desapareció en su totalidad con la casa de sus dueños, medianeros, graneros, bodegas y lo que en ella había de valor.

El profesor Martel San Gil dio una serie de datos que nos puede dar una idea de lo que representó el volcán para la Isla: materiales sólidos del Duraznero y Hoyo Negro, (cráteres del indicado Volcán de San Juan) 28.800.000 m3, cenizas: 10.000.000 m3 (en lluvia intensa de polvillo que al amanecer cubrían las calles, vehículos, casas, etc.); escorias y lavas del Llano del Banco, 21.300.000 m3; ídem del Duraznero, 400.000 m3. Un total de sesenta millones quinientos mil metros cúbicos.

El frente de magma llegó a tener casi medio kilómetro. Mientras caía por el acantilado en forma de infernal cascada, dio origen, en palabras del profesor palmero Manuel Martel San Gil, "a un violento y sorprendente choque, francamente indescriptible, entre el elemento ígneo y la masa líquida que como gigantescos titanes luchan por imponer su dominio, y al fin, mientras una yace petrificada atestiguando la lucha consumada, el otro se levanta en forma de densas columnas blancas, pregonando cómo entre el hervir de las aguas del mar y la consolidación de un fluido magma, se acrecienta la superficie de una de las islas, a cuya acción deben su existencia".

Entre otras autoridades llegadas a La Palma con motivo del siniestro, se encontraba el inspector provincial de Sanidad, Ángel Vinuesa, a fin de inspeccionar el funcionamiento de los servicios sanitarios insulares. En la ciudad de Los Llanos se tuvieron que usar todas las camas libres del nuevo hospital. Desde el Hospital de Dolores de Santa Cruz de La Palma fue preciso enviar por vía marítima más camas y ropas.

Tras el Consejo de Ministros del 15 de julio, el general Franco delegó en el ministro palmero Blas Pérez González el encargo de que dispusiera todo lo necesario para que llegasen a los damnificados todos los medios urgentes que fueran precisos para paliar las consecuencias de la catástrofe. Ayudas que empezaron a llegar de todos los pueblos de La Palma y de numerosos particulares. El Cabildo Insular, por ejemplo, concedía un
primer donativo de cincuenta mil pesetas. El propio obispo de la Diócesis Nivariense, aquejado de una dolencia hepática, desde su cama, recomendaba a todos los párrocos de la provincia que hiciesen rogativas y que organizaran colectas –a través de las diversas Juntas de Acción Católica- para recaudar fondos para ayuda urgente a los damnificados.

Numerosas personas iban sobresaliendo por su extraordinaria predisposición en ayudar a los demás, especialmente en las evacuaciones de casas así como en las atenciones a los vecinos. Así, a los alcaldes de Tazacorte y de Fuencaliente, Pedro Gómez y Emilio Quintana, respectivamente, se les concedió un voto de gracia en el Ayuntamiento de El Paso como reconocimiento a su labor altruista. Un vecino al que se le reconocía públicamente su valía fue Victoriano Sánchez, quien se había ofrecido voluntariamente a localizar el volcán el mismo día de la erupción, arriesgando incluso su vida. El guarda-jurado Antonio González recibió un premio en metálico por los servicios prestados. Y así muchos vecinos anónimos que se erigían en verdaderos héroes para sus conciudadanos.

Otro personaje excepcional, el cura don Blas, iba de casa en casa apoyando y reconfortando a sus feligreses, ayudándolos en todo lo que necesitaban. Fue uno de los héroes del momento y pasó a la historia local con el sobrenombre de “el párroco del volcán”. Según sus propias palabras al recordar aquellos tristes momentos, “el sufrimiento era terrible porque las circunstancias lo favorecían, por la inclinación del terreno, la caída de las piedras y el volcán con un ruido infernal, lanzando piedras, cenizas, ruidos profundos, muy profundos, explosiones subterráneas, como si fuera una caldera hirviendo por el barranco de los Hombres…”

El periodista palmero Díaz Lorenzo, en su magnífico trabajo sobre el volcán, escribía el recuerdo que don Blas tenía del día de la erupción: "El día del comienzo del volcán yo estaba bautizando en Fuencaliente a un niño llamado Juan López, que es el actual párroco de San Francisco, en Santa Cruz de La Palma. Y así lo anoté en el libro, lo mismo que una boda celebrada aquel día y creo recordar que también un entierro. El penacho de humo que subía por la cumbre era tremendo, de tal manera que llegó un momento en Fuencaliente en que el sol se eclipsó, no se veía nada. Los movimientos sísmicos fueron aminorando, pero volvían y poco a poco toda aquella actividad fue creciendo”.

El propio párroco recordaba: “Cuando vi la lava estaba a algo más de doscientos metros de la ermita. Yo había dicho al señor obispo que no pensaba sacar nada de la iglesia si la lava salía por allí. Yo tenía y tengo mucha confianza y mucha ilusión en Nuestra Señora de Fátima. A Fuencaliente llevé la primera imagen que llegó a La Palma y había organizado entonces muchas procesiones y rogativas”.

El Real Santuario de Nuestra Señora de Las Nieves fue otro de los lugares donde los devotos peregrinaban desde todos los puntos para rogar a la milagrosa Patrona Insular que intercediese para la extinción inmediata del volcán. Las velas encendidas y las plegarias eran constantes al igual que la multitud que se agolpaba en torno a la ermita del monte. Fueron tantas las muestras de fe que se decidió que la Virgen bajase hasta Santa Cruz de La Palma de forma excepcional, como ha sucedido desde tiempo inmemorial cuando el Pueblo Palmero se ha visto amenazado por sequías, plagas y volcanes. Por cierto, la Morenita se hallaba ya en la parroquia matriz de El Salvador cuando llegó el ministro palmero Blas Pérez González. Ministro, esposa y todo el séquito, arrodillados ante la Virgen, rezaron unos instantes y se cantó el Te Deum. Tras esta emotiva visita y ante las incesantes aclamaciones del público presente, el ministro saludó desde el balcón principal del Ayuntamiento y, después de varios minutos de entusiasmo, se hizo el silencio y Blas Pérez pronunció un elocuente discurso en el que comenzó manifestando la enorme satisfacción que sentía al volver a su tierra natal y encontrarse entre sus paisanos, destacando la íntima emoción que sintió al ver de nuevo a la venerada imagen de la Patrona palmera, "la Virgen que mi madre me enseñó desde pequeño a adorar y a querer”.

Por otro lado, los medios de comunicación no descansaban para tratar de ofrecer las noticias que se iban sucediendo sobre la evolución de la erupción; sobre el drama humano; las ayudas que se iban recibiendo; las personas que iban llegando de otras islas, bien curiosos o familiares que querían estar en La Palma… Incluso el periódico tinerfeño La Tarde anunciaba la desaparición de Ismael Pérez Bravo de Breña Alta, que había salido de su casa hacia el monte el día 11 de julio y nada se sabía de su paradero. Por cierto, entre los profesionales y periodistas llegados a la Isla para dar cobertura nacional a esta incidencia, se encontraban algunos operadores del NO-DO y el conocido locutor Matías Prats. También el periodista palmero Domingo Acosta Pérez, enérgico y contundente, realizó una incansable labor informativa desde el Diario de Avisos y se alzó como defensor a ultranza del nombre de “San Juan” para el Volcán. Y así quedó, gracias al respaldo unánime de los palmeros.

El interés que suscitaba la belleza salvaje del volcán hizo que, desde el inicio de la erupción, varios grupos de vecinos de toda la comarca y de otros puntos de La Palma se fueran acercando –cada vez más- a las bocas que vomitaban fuego. Un espectáculo sorprendente, no visto en nuestra Isla desde hacía 237 años. Para aquellas gentes, obviamente, era una visión sobrecogedora, única. En ocasiones, estos curiosos traspasaban la línea de seguridad -y de la lógica- impuesta por las autoridades -y por el sentido común- . De temeraria se consideró la proximidad de la visita efectuada al cráter de El Duraznero por el Delegado del Gobierno y el alcalde de El Paso el 27 de junio. Sin embargo, estas excursiones hablaban de la calma y de la tranquilidad que se comenzaba a respiraba en La Palma, formándose incluso grupos de parrandas que animaban las noches con buenas viandas y buen vino. Obviamente eran meros espectadores, personas que no habían sido afectadas por la destrucción. También hubo algunas opiniones catastrofistas que se alzaron sin mayores consecuencias. Precisamente el mismo ambiente de jolgorio se respiraba en las festividades del Sagrado Corazón de El Paso que “se vieron adornadas por la luminaria pirotécnica del volcán”. En el Diario de Avisos se decía que la población de El Paso "encendió durante todo el día las fumarolas de su devoción en honor y amor del Sagrado Corazón de Jesús, su Patrono, llenando las calles de bellísimas alfombras florales, cánticos y versos, músicas y luces como si quisiera demostrar rotundamente que los fuegos de la tierra no pueden jamás con la llamarada de la fe que llega al Cielo”.

Varios vecinos de Jedey y Las Manchas insistían en quedarse por fuera de sus casas, aunque éstas estuvieran resquebrajadas por los sismos. El Delegado del Gobierno ordenó el 1 de julio que se les instalase unas tiendas de campaña para minimizar sus molestias. Testigos de la tragedia contaban a los medios de comunicación desplazados a la zona muchas de las experiencias y momentos vividos por quienes lo habían perdido todo: sus casas, sus ilusiones… cómo se había esfumado todo lo que habían logrado tras una vida de esfuerzo y privaciones... Un caso fue el de los hermanos conocidos como “los abejones”, que tuvieron que ser desalojados a la fuerza por la Guardia Civil pues se negaban a abandonar el hogar, haciendo caso omiso a sus vecinos. Gracias a esta actuación pudieron salvar su vida.

Tras regresar a Tenerife, el propio Delegado del Gobierno, don Fernando del Castillo Olivares, fue el encargado de informar a través de un programa especial en Radio Club de la situación real que se vivía en La Palma. Intentaba enviar un mensaje de tranquilidad a los familiares y amigos que, sobre todo en Venezuela, estaban realmente preocupados al oír en otros medios de comunicación unas noticias sobredimensionadas que nada tenían que ver con la realidad. Un ejemplo de ello es lo que publicaba el periódico venezolano Últimas noticias. Decía: "Huyen aterrorizados de las Islas Canarias millares de personas por erupción de volcanes y temblores”.
Otros medios canarios, sin embargo, como El Día, escribían: "Es de lamentar la divulgación de estas noticias que, sobre bases totalmente falsas y por un afán sensacionalista, pueden llevar al ánimo de millares de compatriotas nuestros en tierras americanas, la más viva incertidumbre".

Nos recuerda Díaz Lorenzo que “a partir del 22 de julio comenzó a observarse que los cráteres emisores habían reducido considerablemente su actividad”. También los sismos eran escasos y los ruidos subterráneos dejaron de oírse. En la tarde del día 26 había ya cesado la salida de lava por el Llano del Banco y el 27 se comprobó que cesaba la actividad en el resto de cráteres, aunque continuaban algunas fumarolas. El día 30 de julio, sin embargo, el cráter de Hoyo Negro se reactivó, observándose una densa y alta columna de humo negro. A mediodía, tras una fuerte explosión, salió de él gran cantidad de lava líquida que corrió por el Barranco de la Jurada, en Villa de Mazo (vertiente este de La Palma), entre los pagos de Tigalate y Tirimaga. Debido a que la lava cortó la carretera en el kilómetro 17, el pueblo de Fuencaliente y el pago de Montes de Luna permanecieron aislados completamente. Cayendo la noche y a unos trescientos metros antes de alcanzar la costa, la lava se solidificó y la erupción cesó.

“… Hoy, miércoles tres de agosto podemos manifestar que el Volcán de San Juan ha llegado a su fin”. M.S.G.

Consideraron un milagro de la Virgen de Las Nieves que el Volcán cesara justo antes de su fiesta, tal y como habían presagiado numerosos devotos. Recordemos que su onomástica es el cinco de agosto.

"El 8 de julio de 1949, la Virgen María bajó a este pueblo y ya no quiso marcharse. No la dejéis sola. Acudid siempre a Ella. Jamás se oirá decir que quien haya acudido a Ella ha quedado desamparado. De la súplica de un sacerdote joven, lleno de amor a la Virgen, la invoco de nuevo y ahí tenéis el testimonio, que hoy corona la hermosura de Las Manchas, llamado a permanecer siempre en vuestras vidas y en la historia legítima del pueblo de La Palma". Don Blas, “el cura del volcán”.

José Guillermo Rodríguez Escudero


BIBLIOGRAFÍA
DIAZ LORENZO, Juan Carlos. “La mañana de San Juan de 1949”, Diario de Avisos (20 de junio de 2004)
- Idem. “El malpaís de Las Manchas”, Diario de Avisos (11 de julio de 2004)
- Idem. “Un ministro visita el volcán”, Diario de Avisos (18 de julio de 2004)
- Idem. “Blas Santos, el párroco del volcán”, Diario de Avisos, 25 de julio de 2004.
- Idem. “Lo que el volcán se llevó”, Diario de Avisos, (1 de agosto de 2004)
- Idem. “Un volcán al amanecer”, Diario de Avisos, (24 de junio de 2007)
- Idem. “De excursión para ver el volcán”, Diario de Avisos (1 de julio de 2007)
- Idem. “El volcán se hace espectáculo”, Diario de Avisos (15 de julio de 2007)
- Idem. “La ermita amenazada por el volcán”, Diario de Avisos, (29 de julio de 2007)
MARTEL SAN GIL, Manuel. El Volcán de San Juan, 1960
RODRÍGUEZ FARIÑA, Agustín. Los caminos de La Palma, Cabildo Insular de La Palma, Ediciones La Palma, Madrid, 1993.

ROMERO ORTIZ, Carmen . Las manifestaciones volcánicas históricas del
Archipiélago Canario. Tomo I. Madrid, 1991.

SANTIAGO, Miguel. Los volcanes de La Palma (Islas Canarias). Separata de la revista El Museo canario. Nº 75/76. Las Palmas de Gran Canaria, 1960.

VIERA Y CLAVIJO, J. Noticias de la historia general de las Islas Canarias. Tomo I. Goya Ediciones. Santa Cruz de Tenerife, 1982
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martes, 23 de junio de 2009

Fiesta de San Juan Bautista


La fascinación del hombre por el fuego, parte desde el momento que lo vio por primera vez. El ser humano luchó y aprendió para dominarlo y desvelar sus secretos.

A lo largo de la historia, una estrecha relación unió al ser humano con este elemento, no sólo como energía, sino también como arma, sistema de comunicación, punto de encuentro en la tribu, en el hogar, etc. Incluso hay científicos, que señalan al fuego, como la razón de la evolución de nuestra inteligencia.

Este fuego, desde siempre, ha tenido, para nosotros, otro significado: para la mayor parte de las culturas y religiones, algo del más allá, medio de comunicación con espíritus, dioses, demonios. En definitiva, le hemos atribuido siempre magia.

San Juan Bautista, es un santo importante dentro de la tradición cristiana. Primo de Jesus, preparó el camino para la misión del Nazareno. Por muchos, tachado de loco, fue un hombre que no se mordió la lengua, proclamando siempre la rectitud honestidad, por delante y a la cara, lo que incomodó mucho al rey Herodes, quién lo mandó decapitar por deseo de la hermosa y joven Salomé.

Esta fiesta de San Juan, totalmente pagana en sus inicios, coincide con el solsticio de verano, es decir, el 24 de junio. Este era uno de los días centrales de las religiones paganas, el día del culto al "dios sol". Era una fiesta extendida por todo el mundo antiguo, partiendo del culto a Ra, el dios sol para los egipcios, cuya deidad fue asumida con distintos nombres por las culturas helena, en primer lugar, y después por la romana.

Antiguamente se prendían grandes hogueras para que los campos dieran buenos frutos y para que los animales dieran buenas crías, pero además tenía un sentido espiritual y sentimental en la que se forjaban compromisos muy fuertes. La celebración se hacía en los campos o a orillas del mar y en ella estaban presentes los cuatro elementos que constituyen la base de la vida: la tierra que representaba lo material; el agua, que simbolizaba el amor; el fuego que personificaba la ambición, y el aire, que significaba la comunicación.

Algo de ese misticismo es lo que en la noche de San Juan se recuerda, cada año, en el solsticio de verano, se iluminan nuestras islas para dar el saludo al verano, en la noche más corta del año. Es la noche de las brujas, en la que las hogueras se convierten en protagonistas de los ritos, tradiciones y costumbres heredados de épocas inmemoriales.

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San Juan

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lunes, 8 de junio de 2009

San Antonio del Monte - Una gran fiesta en la primavera de La Palma - Villa de Garafía

En nuestros días han perdurado en la Isla de La Palma cuatro ferias importantes dedicadas fundamentalmente a la muestra de ganado. Ya en el siglo XIX éstas habían proliferado en muchos puntos de nuestra geografía canaria. Se acudía y se acude a ellas para disfrutar de los desfiles de animales, de los arrastres con peso, de los paseos y agradables encuentros entre vecinos, de ventas de productos agrícolas y ganaderos, de los concursos con premios en metálico, etc. Los lugareños también se entretenían con otros actos programados para aprovechar la gran concurrencia de los visitantes- por regla general, de carácter tradicional y popular-, como la cata de quesos o vinos del país, verbenas o concursos de puntos cubanos y “verseadores”, carrera de sortijas, parrandas, cucañas, lucha canaria, carrera de burros con premio al último en llegar a la meta, cabalgata, procesiones, fuegos artificiales, conciertos de música, etc.

El venerado San Antonio del Monte tiene muchos devotos en la Isla, y es proverbial entre los vecinos del pueblo su compromiso por acudir a la fiesta anual, estén donde estén. Muchos fieles incluso, una vez llegados, se arrastraban de rodillas en torno a la ermita para cumplir las promesas, etc. Las nostálgicas y alegres reuniones tienen lugar entre risas y lágrimas, alegrías, isas, folías y acordeones, vinos y guitarras, aunque el sabor tradicional esté ya algo mezclado de modernidad.

Tras la concurrida Misa de Romeros, en la víspera del Santo, en la que siempre se da cita una gran multitud de peregrinos que abarrotan la ermita y sus aledaños, se entregan los valiosos premios a los mejores ejemplares de ganado. Estos desfilan después ante el público. El día 13 (aunque hay polémicas ediciones en que se han hecho coincidir las fiestas con el fin de semana más cercano a ellas) tiene lugar otra solemne misa y procesión. Así mismo se celebra una reñida y esperada carrera de caballos en la que las apuestas son astronómicas.

En La Palma han desaparecido otras muchas ferias ganaderas, como la famosa de San Juan Bautista de Puntallana que, al menos hasta 1966, se celebraba en junio para que coincidiera con las fiestas patronales en honor al mártir. Se ha intentado rescatar –afortunadamente- en el año 2005. Otra, en la capital palmera, hasta la Bajada de la Virgen de 1965, en la que el Diario de Avisos publicó las bases del concurso de ganado: al primer premio se le otorgaba unas mil pesetas y a los no afortunados se les costeaba el transporte de las bestias. Sí continúan celebrándose las ferias de ganado en San Isidro (Breña Alta), en Los Llanos de Aridane, en El Paso y ésta de Garafía.

En nuestros días tiene lugar, durante las multitudinarias fiestas en honor de San Antonio del Monte -en bellas tierras garafianas, abundantes en pastos y ganadería-, la Feria Insular de Ganado, de carácter secular y famosa en todo el Archipiélago.

Un lugar, Monte Gordo, es destino de la peregrinación y donde se encuentra el pequeño santuario, probablemente fundado por portugueses, aunque nadie lo llama “San Antonio del Monte Gordo”. Gaspar Frutuoso también lo refleja en su obra sobre las Islas: “…se encuentra por debajo de San Antonio del Monte, enana extensión de más de media legua; está completamente poblado de portugueses ricos…”

En este bello paraje, entre el 12 y 13 de junio (aproximadamente según las ediciones en torno a la onomástica del santo portugués, Patrón de Lisboa), su gran imagen de tamaño natural, junto a la pequeña de San Isidro Labrador -advocación eminentemente agrícola y ganadera-, son llevadas en procesión a lo largo de un itinerario engalanado con magníficos arcos triunfales que forman una “calle” entre la concurrida ermita y el lugar techado donde se refugian las bestias mansas. Éstas, bien amarradas, pacen tranquilamente mientras son observadas por multitud de curiosos. El pastor garafiano, por supuesto, está presente en esta especial celebración.

En esta edición de 2009, las fiestas se concentrarán entre el viernes día doce y el sábado trece, onomástica de San Antonio de Padua. En el variado programa tienen lugar numerosos actos: XXIV Concurso Insular de Quesos Artesanales Palmeros, la I Muestra de Artesanía, IX Concurso de Vinos Palmeros, paseos musicales, verbenas, misas, procesiones, Feria Insular de Ganado, I Concurso de perro Pastor Garafiano…

Los arcos están rematados por banderas españolas y canarias. Sus líneas son rectas: “la parte superior horizontal, que une las paralelas verticales, reproduce motivos próximos al neoclásico, con líneas triangulares o verticales, que son cubiertas en su totalidad con monteverde”. (Hernández Pérez). 

Es la fiesta de ganaderos por antonomasia. Se la considera la más antigua e importante. Es muy curiosa la puja de oferta y demanda una vez que el Santo bendice los animales. Junto a estos arcos es tradicional construir ventorrillos o mesones de palos y ramas de faya y aceviño.

Una fiesta muy arraigada desde antiguo en el calendario festivo de La Palma, no en vano el Santo ha sido calificado como “abogado de los objetos perdidos” y al que se le reza, no sin antes introducirle una propina en su alcancía, para encontrar “un buen partido” (novio o novia). 

De entre todo el santoral, uno de los que goza de mayor devoción por el pueblo palmero es, sin duda, este santo. Es raro el templo que no cuente con una imagen del franciscano. Algunas de excelente factura, como la efigie barroca de Puntallana (de Hita y Castillo), o algo más sencilla, como la de Puntagorda (que porta sólo un libro). Son curiosas las tallas de la Galga (el Niño descansa sobre un lienzo blanco) o la de Tijarafe (con un libro abierto que sostiene con ambas manos). Otras, como la delicada escultura del Santuario de Las Nieves, inclinan la cabeza sobre Jesús, mientras que la de la ermita del Carmen, también en la capital palmera, tiene un semblante más inexpresivo. El santo de Argual es más flexible y lleva una azucena, como también la gigantesca imagen del existente en el templo franciscano de Santa Cruz de La Palma, procedente de Sevilla a finales del siglo XVI.

Tanto fue el fervor que se tenía con el santo que, tras el pavoroso incendio que sufrieron los montes garafianos en el que se destruyó la ermita de San Antonio en 1902, “así como también algunas casas, pajares y bodegas”, los vecinos rápidamente contribuyeron a levantarla y colocar en ella una nueva imagen, ya que la primitiva también fue pasto de las llamas, junto con la de San Roque y San Bernardo. Lorenzo Rodríguez nos dice que “sensible es que tan renombrada fiesta de San Antonio del Monte y la famosa Feria de ese nombre, única que aquí se celebra, hayan pasado a la historia, aunque es creíble que, la piedad de aquellos fieles y la devoción de los palmeros contribuyan a levantar en el mismo pintoresco sitio la pequeña ermita que el fuego destruyó” (Boletín de la Cruz Roja, nº 5 de la capital palmera en 1902).

Este triste incidente es recordado aún en décimas y romances, como el recogido por la poetisa Elsa López en “Cova de Agua” en 1974: “Padre mío San Antonio/ óyeme cómo te llamo:/ si mi casa no se quema,/ni mis cosechas de grano,/voy de mi casa a la tuya/ de rodillas esmellado (?)”. También se observa la sutil ironía en otros versos: “San Antonio se quemó/ es porque era de palo,/pero del que estaba en el cielo/ pocos fueron sus milagros”. En otra copla popular garafiana no podía faltar también la representación del Niño Jesús que el santo porta sobre el libro. Según su hagiografía, sus compañeros frailes aseguraban que veían a Antonio con Jesús en brazos durante sus frecuentes éxtasis: “San Antonio del Monte/ tiene un niñito/ que no come ni bebe/ y siempre gordito”. Sarcásticamente se comparaba al Niño, que estaba siempre “repuestito” aún sin comer, con las reses y el ganado que, si no se les alimentaba, no había milagro que los salvara de una muerte segura.

La periodista llanense María Victoria nos dice que “siempre ha sido San Antonio el Santo Protector de los garafianos creyentes. A él se ofrecen toda clase de promesas que van desde la quema de unas docenas de voladores el día de la fiesta hasta andar de rodillas varias veces en derredor de la iglesia, pasando por la donación de velas, de aceite…”

También era frecuente donar al Santo exvotos que se colgaban en las paredes de la ermita, representando vacas, cabras, niños, piernas, brazos, etc. Por exvoto entendemos cualquier ofrenda o don, como estas figuras hechas de cera, que los fieles dedicaban a San Antonio de Padua, en señal y recuerdo de un beneficio recibido. Así, si el ganado estaba enfermo, venía la plegaria y la promesa; después de la curación, se llevaba el buey de cera que era devotamente colgado en la iglesia en agradecimiento. Una primigenia ermita de la que existe constancia documental desde 1539.

El obispo don Alonso Ruiz de Virués determinó que la talla del santo pasara a mitad del siglo XVI desde la parroquia “del Monte” a la iglesia de Nuestra Señora de La Luz en Santo Domingo, actual capital municipal de Garafía. Cuando escribe Frutuoso su obra, San Antonio del Monte era iglesia parroquial. Lorenzo Rodríguez comentaba que “la controversia que se entabló entre los vecinos del pago de Santo Domingo y los de San Antonio del Monte” ya que cada uno pedía su iglesia un capellán o sacerdote “que se mandó establecer allí por Real Cédula de 8 de octubre de 1557”. Luego dejó de ser parroquia. El mismo cronista isleño nos recuerda que el Rey Felipe IV, en virtud de Real Cédula de 24 de mayo de 1660 se fundó el Beneficio de Garafía en la Iglesia de Ntra. Sra. de La Luz, “quedando la de San Antonio en simple ermita con la obligación que los Prelados les han impuesto a los Párrocos de decir misa en ella los domingos alternos”.

Según este mismo alcalde constitucional de la capital palmera, el motivo del traslado de la imagen a la de La Luz fue porque “en un lugar tan frío y montuoso, que cuando el sacerdote quería celebrar y decir misa no podía alzar la Hostia, si no era junto con la patena, porque con la humedad y frialdad la Hostia se doblaba y encogía….” (documento de 2 de julio de 1558). La gente decía que “hasta el ganado se constipaba”. Fue tal la presión de los vecinos, que la imagen regresó a su santuario. El mismo cronista nos informa también de que “queda probado que la iglesia parroquial de Garafía se fabricó para colocar en ella a San Antonio, cuyo nombre se le dio en un principio; y que después de la visita del licdo. Padilla, habiéndose dispuesto la traslación de San Antonio a su antiguo templo, se denominó la Parroquia de Ntra. Sra. de La Luz”. Mientras la ermita del monte estuvo sin el Santo, ésta se puso bajo la advocación de “Santiago”.

En el libro de visitas de aquella parroquia norteña se halla custodiada el acta de Pinto de Guisla fechada en 15 de julio de 1679 en la que se lee: “Visitose la Ermita de San Antonio de Padua, de este distrito, es muy antigua y fue parroquia antes que la de la Luz…”

El Beneficiado garafiano don Luis Rodríguez hizo a su costa el nicho del Santo y dejó una cantidad de dinero para que se pintase. La ermita llegó a estar en un lamentable estado de deterioro. Con la ayuda de lo recaudado por los devotos vecinos y visitantes, su sucesor don Alejo Hernández Fierro, inició las necesarias obras de rehabilitación y la construcción de la casa para los romeros, “de que allí se carecía”.

Por confusión, a este santo luso, famoso taumaturgo y predicador muerto en Padua (Italia) en el año 1231 a los 36 años de edad, se le ha representado con la llama, atributo de San Antón Abad. Fue canonizado un año después de su muerte y es, después de san Francisco de Asís, el más popular de los santos franciscanos. Más bien debería llamarse San Antonio de Lisboa, (y es así en varios lugares del mundo) al ser ésta su ciudad natal. Porta en su mano derecha una rama de lirio, símbolo de pureza, aunque este atributo no le fue concedido antes de 1450, fecha de la canonización de San Bernardino. El Niño Jesús está sentado sobre un libro que sostiene en su brazo izquierdo, iconografía muy popular desde el siglo XVI y puesto de moda por el arte barroco de la Contrarreforma. Se cuenta que en Coimbra presenció la llegada de cinco mártires franciscanos muertos en Marruecos por profesar la fe católica, lo que estimuló y enardeció su fervor misionero.

José Guillermo Rodríguez Escudero


BIBLIOGRAFÍA

CALERO RUIZ, Clementina. «Aproximación al estudio de la escultura popular en la Isla de La Palma», I Encuentro Geografía, Historia y Arte, Patronato del V Centenario, Santa Cruz de La Palma, 1993.
FRUTUOSO, Gaspar. «Las Islas Canarias», (de Saudades da Terra), Instituto de Estudios Canarios, La Laguna, 1964.
HERNÁNDEZ PÉREZ, María Victoria. La Isla de La Palma. Las Fiestas y Tradiciones, C.C.P.C., La Laguna, 2001
LORENZO RODRÍGUEZ, Juan Bautista. Noticias para la Historia de La Palma, La Laguna- Santa Cruz de La Palma, t. I y II, 1975 y 1997.
PÉREZ VIDAL, José. “El Romancero de la Isla de La Palma”. Excmo. Cabildo de La Palma. Madrid, 1987.
RÉAU, Louis. Iconografía del arte cristiano, P.U. F, 1957.
RODRÍGUEZ ESCUDERO, José G. «Algunas advocaciones palmeras y su relación histórica con la ganadería, el hombre y el medio», El Pajar, Cuaderno de Etnografía Canaria, II época, nº 18, La Orotava, 2004.
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jueves, 4 de junio de 2009

5 Junio - Día Mundial del Medio Ambiente


El 5 de Junio de cada año se conmemora el Día Mundial del Medio Ambiente, jornada que fue establecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1972, con motivo de la apertura de la Conferencia de Estocolmo sobre Medio Ambiente Humano.

Otra resolución adoptada por la Asamblea General el mismo día, llevó a la creación del PNUMA (Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente).

El Día Mundial del Medio Ambiente, se desarrolla bajo un variado programa de actos que incluye paseos callejeros, paseos en bicicleta, conciertos ambientalistas, plantaciones de árboles y plantas, concursos de dibujos y carteles para todas las edades, campañas de reciclaje y limpieza del medio...

Al celebrar el DMMA, se pretende incentivar la motivación de las personas para que lleguen a convertirse en guardianes del Medio Ambiente, siendo conscientes del desarrollo sostenible y equitativo necesario para la protección de todos los ecosistemas existentes en el planeta. Con esta medida se pretende a su vez, que las personas disfruten de un entorno mejor para el desarrollo de la vida cotidiana.

Nazaret O. Glez


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martes, 2 de junio de 2009

Las Custodias De El Salvador Santa Cruz De La Palma

- DESARROLLO HISTÓRICO


Desde los primeros siglos, la celebración de la Eucaristía ha sido centro de la vida cristiana; es la fuente y fin de todo compromiso cristiano, y la Iglesia exhorta a pastores y a fieles a vivirla así. 

El fin primero de conservar la Eucaristía es que se pueda administrar el viático (sacramento de la eucaristía que se administra a los enfermos que están en peligro de muerte); aunque también es para distribuir la comunión fuera de la Misa y para la adoración de Nuestro Señor Jesucristo, presente bajo las especies sacramentales. 

Esta acción de adoración divina ha sido fuente de inspiración humana, y así se han creado instrumentos que ayudan a realizar esta acción espiritual. Así surgió en el siglo XIII la custodia o el manifestador, instrumento que todavía hoy presta su servicio y sigue incluso evolucionando.

“Custodiar” consiste en guardar, mostrar, proteger y defender algo con valor. La Liturgia designa con el nombre de “custodia” al vaso sagrado en que se coloca el Santísimo Sacramento para la adoración de los fieles o para llevarlo en solemne procesión, tanto en el interior como en el exterior de los templos. Se le llama también “ostensorio”, por el verbo latino ostendere, que significa “mostrar”.

Entendemos por “expositorio” el lugar donde se colocaban estos vasos sagrados una vez que se introdujo la costumbre de exponer sin cendales -telas de seda muy delgada y transparente-, a la vista de los fieles, la Hostia consagrada; así los fieles pudieron contemplar y adorar a Jesús Sacramentado, a partir del siglo XIII.

La custodia que, originariamente era similar a un relicario, se adaptó para exponer el Pan Eucarístico con un dispositivo de cristal. En un principio, se utilizó el ciborium (copón) para llevar al altar las hostias y consagrarlas. 

Provisto de una base desde la Baja Edad Media, el ciborium asumió en el Barroco la forma de “un cáliz más amplio, para portar el alimento” y su tapa se convirtió en una especie de torre que cubría a copón en forma de cáliz. Probablemente en un principio sirvió el mismo copón, pero muy pronto se sintió la necesidad de construir un artículo a propósito, en el cual la hostia fuera colocada en la concavidad de una luneta y fuera más visible. A partir de esta idea se desarrolló el concepto de custodia que hasta hoy tenemos.

Afortunadamente, en los últimos años, el Pueblo Palmero ha sabido demostrar su aprecio por el tesoro que cada uno de los templos, en mayor o menor medida, ha ido reuniendo a lo largo de los siglos, y valorar el empeño que la Iglesia ha puesto en conservarlos. No obstante, queda mucho por hacer. 

Así, en la suntuosa Parroquia Matriz de El Salvador de Santa Cruz de La Palma, existen varias custodias maravillosas, verdaderas obras maestras, que han cumplido con sobrada dignidad el delicado e importante encargo para el que han sido confeccionadas.

- 1 ) CUSTODIA PROCESIONAL. 


Esta magnífica custodia de sol fue hecha en plata en su color con algunos adornos sobredorados entre 1664 y 1671 por don Pedro Leonardo de Escovar y Santa Cruz, miembro de una familia de plateros establecida en La Palma desde 1570. Este orfebre se aparta de los modelos de templete al uso en las iglesias del Archipiélago, adoptando uno piramidal con una cupulilla abierta y decoración de columnas en su tercio inferior.

Es una custodia de asiento o procesional, compuesta de basamento y cuatro cuerpos escalonados de mayor a menor, de cuyos respectivos techos cuelgan campanillas de plata que repican alegremente durante toda la procesión. Su base es elíptica de poca altura con borde moldurado y pequeñas hojas doradas superpuestas. 

Como remate, una estatuilla femenina coronada portando cáliz y hostia en la mano derecha y cruz con banderola en la izquierda. Existen discrepancias acerca de esta iconografía. Se nombraba como la Fe, pero al no ir vendada, han surgido opiniones contrarias. Bajo sus pies y sobre la cúpula abierta, pende una campanilla de plata mayor que el resto. Del techo del segundo cuerpo cuelga un incensario bellamente decorado.

La decoración vegetal grabada en toda la superficie parece pertenecer a una época posterior, ya avanzado el siglo XVIII. 

Tiene un total de 162 cms. de altura y 56 y 48 cms. de ejes en la base y 14 cms. la figura de remate. 

En el primer cuerpo de la custodia procesional está incluida la custodia de sol, cuyo viril –caja de cristal con cerquillo de oro que encierra la forma consagrada-, lleva intercalados en la moldura del borde dos círculos calados: el primero con pequeñas puntas y el segundo con treinta y cuatro querubines; va rodeado por veinticuatro rayos flameados calados y remata en una cruz también calada.

Este tipo de custodia procesional se desarrolla en el siglo XV para facilitar el culto público al Santísimo Sacramento. Vino a sustituir otra antigua de la que sólo se sabe que “era grande de dieciocho pilares con campanillas”, construida hacia 1664. En el Inventario de 1669 se nombra como “la custodia de plata con cuatro altos de pilares y tres ramos de flores de talco en los huecos”.

En el Archivo de Protocolos Notariales de esta ciudad (Juan Alarcón, 1659) se dice que Manuel de Almeda Pimentel, “piloto de la carrera de Indias” -aunque lejos de La Palma-, no olvidó a la Hermandad de Santísimo Sacramento de la parroquial de El Salvador, de la que era cofrade. Según el cronista Pérez García, mandó hacer, por su devoción, una custodia de filigrana de ocho piezas con dos pebeteros de la misma factura, que remitió desde La Habana a su mujer para entregarla al mayordomo de dicha Hermandad; quería que se usara en los días señalados y en las procesiones del Santísimo, con advertencia expresa de no poder cambiarla de forma, suprimirle pieza alguna, prestarla o permitir que saliera de la mencionada iglesia para cualquiera otra de la ciudad.

Esta bellísima y valiosa custodia nueva (de 44 cms. de altura y 31 cms. de diámetro de sol), está documentada como donación de D. Felipe Bautista Poggio el 10 de junio de 1671, quien “la hiso obrar en la ciudad de la Hauana… para que se ponga y sirva en la custodia de plata de quatro altos…” que poseía la cofradía del Santísimo de El Salvador (según el Libro de Tributos de esa Cofradía). 

Afortunadamente, en la actualidad sigue siendo utilizada –hubo años en que lo hizo el palio y la custodia y no el trono- para el solemne desfile procesional del Corpus Christi en la capital palmera. Fue dorada posteriormente y se le ha añadido una peana hexagonal sobre volutas para darle mayor altura. Ésta se adhiere a un gran trono cuadrado de plata sobrepujada y es rodeada por cuatro grandes candelabros también de plata de brazos retorcidos, en cuyos extremos soporta fanales bellamente decorados y velas en su interior.

La estructura de su mango o astil, exagera su forma bulbosa hasta convertirse en un gran nudo, como en la forma de la base y el uso generalizado de plancha calada – “equivocadamente llamado filigrana”, como nos recuerda la querida y desaparecida profesora Gloria Rodríguez en sus magistrales trabajos acerca de este templo y sus riquezas-, donde se mezclan formas vegetales y humanas, más concretamente desnudos masculinos.

- 2 ) CUSTODIA DE SOL. 


Confeccionada con plata sobredorada, tiene las siguientes medidas: 80 cms de altura, 9,5 cms de diámetro en el viril y 28 cms en el sol; 25,5 cms de diámetro en el pie. Está atribuida por el profesor venezolano don Carlos F. Duarte al platero caraqueño don Francisco de Landaeta, alias “El Morocho” (1721-1802).

Estamos ante una impresionante obra de arte, calificada como “la mejor custodia de Canarias”, uno de los tesoros de la platería americana en España. 

Tiene un marco calado con tres querubines, un borde recubierto de piedras preciosas y cuatro flores de esmeraldas sobrepuestas. Está rodeado por un grupo de pequeños rayos con un granate central. Tras estos, nueve rayos en punta cubiertos de magníficos diamantes y entre ellos, ráfagas de seis rayos con flores de esmeraldas y granates sobre los flameados. Está rematado con una cruz latina de esmeraldas rodeada de adornos florales de oro y bajo ella, un ramillete en platino y diamantes sobrepuesto a los rayos. 

En el testamento del comerciante y bienhechor palmero, Don José Gabriel Fierro y Santa Cruz, otorgado en la Ciudad de Caracas el 21 de enero de 1790, ante el escribano Don Antonio Juan Tejera, existe una cláusula, que dice así: “Iten. Es mi voluntad y mando que las tres veneras y el Hábito de Calatrava que visto, se remita a mi sobrino Don José María Fierro, para que la venera grande de diamantes se coloque en la Custodia que di a la Parroquia de la ciudad de La Palma para su mayor decencia, y lo demás lo use en memoria de mi buen afecto…”. 

En la parte inferior del viril aparece un querubín con dos pares de alas, unas plegadas y otras abiertas, y bajo él, la venera de Calatrava en rubíes y diamantes que el mencionado donante envió en fecha posterior y se colocó en 1829 (Libro 2 de Acuerdos de la Cofradía del Santísimo). Este angelito o “putti”, con rasgos mestizos y los dos pares de alas, es un motivo característico de platería venezolana. Es, según el profesor Duarte, el elemento que constituye prácticamente la firma de Landaeta, de modo que se repite en todas sus obras, que el magnífico orfebre copió de una custodia mejicana de la iglesia de San José de Caracas. 

Otros estudiosos han definido a esta exquisita joya como el “ejemplo fundamental de la etapa filigranista de la orfebrería mejicana”. No es así, como hemos podido conocer por los documentados trabajos de la profesora palmera doña Gloria Rodríguez.

El astil comienza con un cuerpo troncocónico recubierto de hojarasca del que parten pámpanos con racimos de granates que se unen a los primeros rayos del sol, apoyándose en él la figura del Cordero en plata. Continúa un pequeño jarrón que tiene un racimo de granates y en el nudo una roseta de diamantes que le regaló un sobrino del donante. La ornamentación del pie se inspira en el rococó combinando cortapuntas lisos con fondos calados. 

Otros estudios destacan: “de pie corto y hexagonal, la labor que recubre el astil en una maraña barroca apenas realizada con un hilo de plata sobredorada y que ha sido calificado como ‘crochet en plata’. Hoy está incorporada al gran ostensorio neoclásico del templo”.

La profesora Gloria Rodríguez concluye su trabajo sobre este fabuloso ostensorio, diciendo: “En esta pieza aparece un nudo de manzana, arcaico ya puesto que es propio del gótico, y se alarga extraordinariamente el gollete; pero a la vez se introduce la decoración más actual del rococó.”

- 3) CUSTODIA DE SOL.


También fue confeccionada por el mismo maestro orfebre que la anterior, don Francisco de Landaeta, en 1779. Se trata de una custodia de plata sobredorada cuya altura es de 62 cms y 23,5 cms de diámetro de sol. El viril mide 9 cms y el diámetro de su pie es de 20 cms.

El marco del viril tiene una profusa decoración vegetal grabada y un cerco de piedras preciosas azules. Sol de ráfagas con zafiros en el escuadrón y nuevamente un querubín de cuatro alas, motivo ornamental característico del maestro caraqueño.

Perteneció al Convento dominico de Santa Catalina de Siena de esta capital. En el interior de su pie lleva como inscripción dedicatoria: “Diola d. Josef Fierro Santa Cruz”, que se repite en su estuche de madera, su destino (Santa Catalina) y fecha de envío (1779).

El modelo fue imitado por los plateros palmeros con tanta exactitud - como nos confirma doña Gloria Rodríguez en su interesante y completo trabajo sobre la platería indiana en La Palma-, que el Profesor Hernández Perera, “desconociendo la documentación americana, atribuyó esta custodia a Antonio Juan de Silva, artífice palmero autor de una copia que también se conserva en El Salvador”. 

La custodia fue adjudicada a la Parroquia Matriz el 30-X-1823, pero fue devuelta al monasterio cuando se reabrió éste y solicitada de nuevo el 27-II-1837 al extinguirse definitivamente. Así figura en el Inventario de 1851.

En la carta personal enviada por el profesor Duarte al Párroco de El Salvador el 7 de noviembre de 1980, cataloga esta bella pieza como obra indudable de Landaeta. A pesar de que ésta es más sencilla que la explicada anteriormente, coinciden sus características generales, como la transformación de astil y nudo, alargamiento del gollete y la estructura del pie.

- 4 ) CUSTODIA DE SOL.


Se trata de una custodia de sol de plata sobredorada de 53,5 cms de altura cuyo marco del viril tiene moldura de cordón. El sol tiene un diámetro de 22 cms y según la inscripción que aparece en el interior del pie (de 17 cms de diámetro), perteneció a la Escuela de Cristo de La Palma, “Ysola el Ermano Antoº. Juan de silva. Año de 1803”. 

Aquella congregación estuvo establecida en el Hospital de Dolores de esta capital en 1733 para practicar obras de misericordia y dar culto al Santísimo. Esta delicada joya se adjudicó a El Salvador cuando se reorganizaron las cofradías y figura desde entonces allí según el Inventario de 1847.

El autor era hijo de un portugués de Madeira que estaba emparentado por su madre con la Familia de los Viñoly, plateros llegados a La Palma a fines del siglo XVII.

Es una réplica casi exacta de la custodia anterior. Posiblemente esto vino motivado a que los orfebres palmeros quedaron impresionados por las que llegaron de Venezuela. 

Lamentablemente ha perdido los adornos de las piedras, pero introduce ornamentación estriada y guirnaldas grabadas características de la plata inglesa cuya influencia en Canarias es notable.

Tiene los rayos flameados alternando con tres ráfagas de rayos rectos y remate de cruz de ráfagas. Aparece también el querubín con dos pares de alas. “Nudo de jarrón. Decoración de palmetas sobre moldura cóncava. Baquetones agallonados en sus extremos. El pie está formado por dos cuerpos de perfil curvo con adornos de palmetas en su zona interior y guirnalda en el borde de la peana”. 

- 5) CUSTODIA DE SOL


Tiene un marco curvo limitado por dos cordones. Sus rayos son flameados y rectos, alternando, que dejan espacios libres para insertar la cruz y el soporte. Como remate, cruz de ráfagas. Es de plata sobredorada cuyas medidas son: 41,5 cms de altura, 20.5 cms de diámetro en el sol y 7 cms en el viril. El pie tiene un diámetro de 15 cms.

Es muy semejante a la anterior de la “Escuela de Cristo” y es posible que fuera realizada a principios del siglo XIX por don Antonio Juan de Silva, quien completó la pieza aprovechando posiblemente elementos de otras anteriores, ya que en el soporte hay una fusión de estilos: el nudo de jarrón es característico del XVII, mientras que el pie lo es del XVIII.

El astil se inicia con un querubín o angelote sobre un cuerpo troncocónico y otro periforme invertido; moldura cóncavas y convexas que enlazan con un nudo de jarrón con toro superior y gollete muy corto moldurado en su parte central.

El pie tiene una zona superior curva y la inferior plana con borde cóncavo; ambas llevan decoración grabada y en la zona ascendente de la primera quedan remaches que parecen haber sujetado algún adorno.

José Guillermo Rodríguez Escudero 

BIBLIOGRAFÍA:
DUARTE, Carlos F. El maestro de oro y plata Francisco de Landaeta.
- Idem-. El Arte de la Platería en Venezuela.
FERNANDEZ GARCÍA, Alberto-José. “Festividad del Corpus Christi en Santa Cruz de La Palma”. Diario de Avisos, (3 de mayo de 1967)
HERNÁNDEZ PERERA, J. Orfebrería de Canarias.
LORENZO RODRIGUEZ, Juan Bautista. Noticias para la Historia de La Palma.
PÉREZ GARCÍA, Jaime. Casas y Familias de una Ciudad Histórica. La Calle Real de Santa Cruz de La Palma, Madrid, 1995
RODRÍGUEZ, Gloria. La Iglesia de El Salvador en Santa Cruz de La Palma.
- Idem- La Platería Americana en la Isla de La Palma.
VV.AA., Gran Enciclopedia de El Arte en Canarias. Gobierno de Canarias
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