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sábado, 16 de mayo de 2009

XXXIX Fiesta de Las Madres Real Santuario de Nuestra Señora de Las Nieves

El próximo domingo 31 de mayo de 2009 tendrá lugar el emotivo homenaje que se tributa anualmente a la Virgen de Las Nieves “como Madre de todos los palmeros y, en general, a todas nuestras madres”.

La Fiesta de Las Madres se celebra en honor de la Virgen, de nuestras madres –tanto vivas como difuntas- y de la propia Isla en representación de la Madre Naturaleza.

Fue instituida en 1971, por lo que en esta edición se cumple su fiesta número treinta y nueve. Debido al arraigo que ha alcanzado en el Pueblo Palmero, se trata de la segunda fiesta mariana más importante del año en el Real Santuario, tras las Fiestas Mayores de Agosto.

Tras tomar posesión de la parroquia el 11 de octubre de 1970, el actual rector del Santuario, don Pedro Manuel Francisco de Las Casas, instituyó esta celebración conjuntamente con los entonces llamados “Coros y Danzas de la Sección Femenina”.

Patrona inmemorial de la Isla de San Miguel de La Palma, los orígenes de su culto se pierden en un pasado tan remoto como oscuro, y ha sido motivo de debate insular en todo tiempo. Como escribía en 1753 el dominico palmero fray Luis Tomás Leal en el prólogo de la novena a la Morenita, “ignórase el quándo, quién y de dónde vino aquel portentoso simulacro, que es de piedra, y no muy sólida, de tres quartas de alto, de color clarimoreno y con la preeminencia de todas las señales que, según arreglada crítica, califican por extraordinarias y milagrosas otras santas imágenes”.

Tras un concierto musical en la Plaza interpretado por la Banda Municipal San Miguel de Santa Cruz de La Palma, a las 11:30 de la mañana dará comienzo la solemne Eucaristía concelebrada en el interior de la suntuosa iglesia, centro espiritual de La Palma por antonomasia. Presidirá y predicará el palmero don Antonio Manuel Pérez Morales, Vicario General de la Diócesis y Delegado Diocesano de Catequesis. Transmitirá en directo la emisora “Cope La Palma” y colaborará el Excmo. Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma.

La Virgen es una pequeña efigie de estilo románico tardío del siglo XIV y se muestra sobrevestida para su culto. Varios investigadores, entre los que se encuentran el prestigioso profesor palmero Pérez Morera, han considerado su posible origen sevillano. El desaparecido Fernández García –figura importante en la creación de esta fiesta mariana que nos ocupa- escribió que es “una obra gótica con reminiscencias románicas”. Mide 57 cms. y está realizada en barro cocido, material en el que modelaron sus esculturas los artistas flamencos o franceses activos en la ciudad hispalense en el siglo XV. Hernández Perera nombraba como ejemplos de ellos a Lorenzo Mercadante de Bretaña o Miguel Perrín. Otros estudiosos, como el Marqués de Cubas en 1694, señalaban que es de “barro portugués con letreros en la orla o manto que no pueden leerse”. También es curioso señalar que la beata María de San José, en 1680, tuvo la revelación de que la imagen de la Negrita había sido formada por los ángeles del cielo de “la columna en que fue azotado el Señor”

Participarán en la celebración: la Rondalla de la Agrupación Folklórica “Nambroque de La Palma”, el Coro Parroquial de San Francisco de Asís, la Banda Municipal de Música “San Miguel de La Palma”, la Banda de Cornetas y Tambores “Gayfa” (agrupaciones todas de la capital palmera) así como varios poetas de la Isla.

Recordemos que la “Gran Señora de La Palma” también ostenta el mismo título honorífico en los siguientes municipios: Santa Cruz de La Palma (1942), Los Llanos de Aridane (1964), Fuencaliente de La Palma (1982), Breña Baja (1992), Breña Alta (1994), Puntallana (2004), Villa de Mazo (2005), San Andrés y Sauces (2005) y Tijarafe (2005). Curiosamente también lo es del municipio tinerfeño de Güimar. Otros Ayuntamientos palmeros se están uniendo a la iniciativa y están tramitando los preceptivos expedientes, como es el caso de Puntagorda, etc.

Al término de las solemnidades intramuros, aproximadamente a la una del mediodía, la Virgen –imagen mariana más antigua y que más riquezas atesora de Canarias- saldrá en procesión en torno al templo. Una ocasión excepcional para apreciar de cerca de la sagrada imagen durante la cual recibe la veneración directa y especial de su pueblo. Numerosas personas se arremolinan en torno a sus andas para poder cargarla durante unos instantes y así dar cumplimiento a una promesa; otras para besarle el manto o el baldaquino de plata y hacerle una petición, etc. Será su primera salida procesional este año. Más de quince veces saldrá durante el mes de agosto tras las novenas y solemnes Eucaristías. Recordemos que su onomástica se celebra el 5 de ese mes y tiene carácter festivo en toda la Isla.

Una antigua tradición, recogida en el siglo XVIII por el erudito Viera y Clavijo, señala que la Virgen estaba en la Isla antes de la llegada de las tropas castellanas del Adelantado Fernández de Lugo a finales del siglo XV y que en una Bula Pontificia de Martino V fechada en 1424, ya se hace mención de una capilla bajo la advocación de “Santa María de La Palma”. Existen indicios para pensar, como dijera el profesor Pérez Morera, “que el santuario fue fundado o superpuesto sobre algún lugar que los aborígenes consideraban sagrado”.

Para la procesión estará colocada en sus andas de baldaquino de plata repujada y decorada con motivos barrocos. Datan de 1665 y son las más antiguas del Archipiélago. Estas andas, junto con el resto del altar trono festivo despiezado en 42 trozos -compuesto por el sagrario, el frontal, las barandas, las gradas, etc.- son llevadas, como cada cinco años, en alegre romería en la tradicional “Bajada del Trono” hasta la Parroquia Matriz de El Salvador. La última se celebró el 3 de julio de 2005 y la próxima el mismo mes de 2010. En la capilla mayor de ese templo se arma y aguarda bajo dosel de terciopelo y oro la llegada de la Virgen dos semanas después. Recordemos que la Bajada Lustral fue instituida en 1650.

Desfilarán en la procesión de la Virgen las últimas incorporaciones artísticas al Museo Sacro del Santuario (cuando se inaugure será el único en su estilo en Canarias): un óleo sobre lienzo del Papa Benedicto XVI (del pintor egipcio Mohamed Osman) y la Bandera Oficial de la Santa Sede (con el escudo pontificio bordado en hilos de seda y oro), entre otras donaciones. En la edición pasada desfilaron en la procesión unos óleos sobre lienzo del Santo Hermano Pedro de Betancourt (de Huggo Pitti), así como los de Nuestra Señora de Las Nieves y San Miguel Arcángel (ambos de Cuzco, Perú).

A la “Fiesta de las Madres” acudirán devotos peregrinos y orgullosos romeros de toda la Isla. En aquellos años en los que no se celebran comicios electorales a finales de mayo, siempre esta celebración tiene lugar el último domingo de ese mes. Todos los caminos, una vez más, conducirán a Las Nieves. Como curiosidad digamos que tiene el honor de haber sido el primer Real Santuario nombrado en Canarias, título que ostenta desde que en 1649 fuera acogido por Felipe IV bajo su Real Patronato.

Existe un curioso mandato del Lcdo. Aceituno al mayordomo de la Virgen, Bartolomé de Morales, fechado el 6 de septiembre de 1576. En él le ordena que tuviera mucho cuidado de que no comieran ni durmieran en la ermita los vecinos que iban a velar a la “Señora” y que no bailaran en veinte pasos alrededor del templo, bajo pena de 6 reales en caso que se “perpetrara alguna danza”. Prohibición que luego fue ratificada en 1629. Recordemos que la imagen de la Patrona Palmera fue canónicamente coronada el 22 de junio de 1930 y que en esta edición se cumplen 79 años de este privilegio pontificio otorgado por el Papa Pío XI.

Para sobrevestir a la sagrada imagen, se eligió para esta edición un magnífico y valioso traje de seda confeccionado en rico brocado de primavera muy antiguo. Está entretejido con hilos de oro. Se denomina “primavera” ya que el dibujo se basa en muchas clases de flores. En este caso concreto, la que más predomina es el clavel. Tras muchos años de no habérsele puesto, este lujoso vestido fue escogido entre la veintena de valiosos trajes completos de diversos colores que posee “ASIETA”. Así es como también se conoce a la “Morenita”. Son las siglas de –entre otras interpretaciones- “Alma Santa Inmaculada En Tedote Aparecida”. Según la leyenda está inscrita en la espalda de la imagen. Algo que, sin embargo, no se ha podido comprobar.

En el último tercio del siglo XVI se inició la costumbre de sobrevestir a la sagrada escultura, con tocas, mantos, joyas y sayas. El progresivo deterioro sufrido por el paso del tiempo obligó a encerrar la imagen bajo una campana textil. Así quedó configurada su iconografía tal y como la conocemos, embutida dentro de una percha triangular de corte barroco. El pueblo la ha venerado siempre bajo esta apariencia y descubrir su interior es un tabú que hasta ahora no ha sido desvelado. Paz y Morales decía en 1920 que esta forma exterior es la “propia de las imágenes de la Edad Media, teniendo para acomodarle los vestidos dos brazos añadidos, lo mismo que otro Niño Jesús que se pueden mover y separar de su cuerpo a voluntad. En sus vestidos usa de todos los colores, menos el negro, abuso intolerable y que debiera ordenarse el blanco como el único y exclusivo”.

El vestido elegido para la edición de 2008 fue un magnífico traje verde claro muy antiguo, confeccionado en rico brocado. Está entretejido con hilos de oro, de modo que este metal forma en la cara superior unas grandes flores briscadas de diversas tonalidades. No se le ponía después de unos quince años; en el año 2007 se la revistió con otro valioso traje verde como símbolo de la frondosidad y el verdor de los campos de Villa de San Andrés y Sauces que tuvo el honor durante esta fiesta de entregarle los atributos como su “Alcaldesa Honoraria y Perpetua”. También fue elegido por ser precisamente el color de la Virgen de la Montaña, Montserrat -Patrona de ese municipio-. El año anterior se eligió un traje verde claro y luminoso confeccionado en oro y plata y riquísimas telas del siglo XVIII en honor a Villa de Mazo, como símbolo de la campiña y sol de sus costas y por el mismo motivo. El año 2005, se le colocó un precioso y rico traje rojo en honor a San Juan Bautista (color de la sangre derramada en su martirio), patrón de Puntallana, al ser este municipio el que honró a la Patrona Insular con el mismo título; y así un largo etcétera.

Antes de la entrada de la Virgen en el templo, y de que le sean tributados los honores reales por las dos bandas mencionadas, tendrá lugar la ofrenda floral y poética y la exhibición folklórica.

La ofrenda floral a la “Virgen Negra de La Palma” la iniciará doña María Anunciación Pérez San Juan, esposa del alcalde de Santa Cruz de La Palma, don Juan Ramón Felipe San Antonio, representantes este año de los matrimonios de la Isla. La pareja estará acompañada por diversas representaciones infantiles y juveniles de las parroquias de La Palma. Previamente desfilarán los niños y las niñas portando cestas de flores durante la procesión delante de la Patrona, mientras que la mencionada dama sostendrá un cojín de terciopelo rojo bordado en oro sobre el que irá una rosa natural. Ésta será colocada en las manos de Nuestra Señora de Las Nieves junto a la “Rosa Áurea” de oro macizo que le regalara doña Manuela Sotomayor en 1960 y que lleva en las grandes solemnidades A los aplausos de los presentes se añadirán el repique de campanas y la explosión de voladores. Emotivo instante en el que se volcará más de una lágrima.

La concentración espiritual y majestad icónica que emana del rostro de esta imagen, esquemáticamente idealizado, refleja lo eterno y sobrenatural. Pérez Morera continuaba diciendo que “tal vez a ello se debe la poderosa atracción que ejerce sobre quien lo contempla y la devoción despertada a través de los siglos”. Fray Diego Henríquez en 1714 decía: “el rostro es perfecto y lleno; los ojos, rasgados y abiertos que parecen mirar a todas partes; las mejillas rosadas; el color moreno, no con exceso obscuro; ostenta majestad y mueve a veneración y devoción…”

Los numerosos niños y niñas que han participado en la procesión portando ramos y cestas de flores las repartirán, una vez bendecidas por el sacerdote, a todas las madres presentes en la Plaza del Santuario.

Habrá un recuerdo especial para las madres difuntas. Se interpretará por Coros y Banda el “Himno a la Madre”, con letra de don Gumersindo Galván de las Casas y música de don Felipe López Rodríguez, ambos fallecidos.

Hasta hace unos años, la Virgen paraba y era girada unos instantes hacia la ventana de la casa parroquial para saludar a la madre de don Pedro Manuel, rector del Santuario, quien ya muy anciana no podía asistir a la procesión. Unos instantes cargados de emoción. El descanso de la procesión dejó de hacerse una vez falleció la señora.

El fervor del pueblo imploraba su auxilio cuando alguna catástrofe asolaba la isla: epidemias, volcanes, langosta, sequías… Uno de los tantos prodigios que se le atribuyen fue el que sucedió en 1646, cuando se extinguió el primer volcán de Fuencaliente, día en que, según recogen las actas del Cabildo, “amanecieron las cumbres de esta isla llenas de nieve”.

Varios poetas de la Isla rendirán homenaje a la Virgen ofreciéndole algunas piezas poéticas y la premiada agrupación “Nambroque de La Palma” hará la ofrenda folklórica, consistente en danzas y cantos de la “Patria Chica”, ataviados con los preciosos trajes tradicionales.

“Coros y Danzas Nambroque de La Palma”, de la capital (Medalla de Oro de Canarias en el año 2004, entre otros muchos galardones), ha venido clausurando – no ha sido así en algunas ediciones en la que los diversos pueblos de la Isla la han nombrado Alcaldesa Honoraria y Perpetua - el emotivo acto ante la venerada Imagen y la concurrencia. Esta admirada agrupación folclórica inició esta entrañable fiesta de “Las Madres” conjuntamente con el Santuario y el desaparecido investigador palmero Alberto- José Fernández García hace ya treinta y nueve años.

José G. Rodríguez Escudero
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sábado, 2 de mayo de 2009

Las Cruces de Mayo - Santa Cruz de La Palma

El día tres de Mayo, la capital de La Palma celebra la onomástica de la Santa Cruz, primer símbolo cristiano, desde que el Adelantado Don Alonso Fernández de Lugo lograra fundar la ciudad en esa misma fecha en el año 1493. A partir de entonces, Santa Cruz de La Palma conmemora anualmente esta efeméride, engalanando profusamente todas las cruces que salpican todo su territorio y declarando ese día festivo en la localidad. Este año de 2009 se festejará en ese día el 516 aniversario de la fundación de la Muy Noble y Leal Ciudad.

Procedente del latín cruz, crucis, ésta es la insignia y señal del cristianismo, en memoria de haber padecido martirio en ella Jesucristo. Se trata de un patíbulo formado por un madero hincado verticalmente y atravesado en su parte superior por otro más corto, en los cuales se clavaban o sujetaban las manos y pies de los condenados a este suplicio.

La Cofradía de la Vera Cruz, una de las más antiguas e importantes de la Isla, fundada en el Convento de San Francisco con Bula del Papa Paulo III en 1558, tenía entre sus cometidos la celebración de la fiesta de la “Invención de la Santa Cruz, misa cantada, de la Cruz, todos los viernes del año, y la Benedicta los viernes de cuaresma por la tarde”.

Esos días, la Comunidad religiosa de Padres Franciscanos salía en Via Crucis hasta la ermita del Cristo de El Planto con “un numeroso acompañamiento del pueblo”. Aun existe un pequeño Calvario erigido a espaldas de la pequeña iglesia en recuerdo del lugar donde el pueblo hacía penitencia. Era costumbre asistir a la procesión muchas “personas cargadas con algunas insignias de la pasión y cubiertas con el morado saco de penitentes, cuyo disfraz encubrió más de un crimen”.

La trágica leyenda de “La Cruz de Los Pasitos”, precisamente, tuvo como protagonista a un enamorado celoso, disfrazado de penitente en esa procesión, que mató a su prometida, hundiéndole un puñal “hasta el pomo en el corazón”. En memoria de aquel trágico suceso, en el mismo sitio que se perpetró el crimen, colocaron al día siguiente una Cruz, “y todavía el caminante al pasar por aquel sitio murmura una oración”.

Aun se encuentra, también en Los Pasitos, una cruz con una lápida que dice: “Aquí murió alevosamente asesinado en la noche del 23 de septiembre de 1906 el ilustre abogado e hijo de esta ciudad, don Siro González de las Casas”. Otro asesinato en el mismo lugar por cuestión de celos, unos dicen amorosos y otros dicen económicos… y nuevamente, otra Cruz como recuerdo de un sangriento suceso.

En el Diario de Avisos del 11 de abril de 1963, el canónigo don Luis Van de Walle y Carballo, confirmaba que, uno de los “Lignum Crucis” : “…se pone a la veneración y adoración de los fieles el Viernes Santo y el tres de mayo en que se acostumbra hacer procesión con ella hasta la Cruz de la Pasión”.

En total la Isla posee tres reliquias verdaderas del Santo Madero: una en el Real Santuario de Nuestra Señora de Las Nieves, otra en la Capilla de la Venerable Orden Tercera (hoy Orden Terciaria Franciscana) -templos de la capital palmera-, y la última en la parroquial de San Pedro de Breña Alta.

Era frecuente que los caballeros fundasen capellanías en honor a la Santa Cruz, entre otras muchas advocaciones. Tal es el caso del Capitán don Felipe Poggio Monteverde, hermano del célebre don Juan Bautista (“afamado poeta y benemérito sacerdote”), en cuyo testamento agregó a la capellanía familiar “otras dos misas rezadas más al año, la una el día de la Santa Cruz y la otra el de San Pedro Apóstol”. El escribano público Andrés de Huerta “autorizó ambas fundaciones, en 25 de abril de 1723”.

Todos los años se celebra la “Exaltación a la Santa Cruz”, enramándose todas las que se distribuyen por la población, si bien su presencia se manifiesta por todos los puntos de nuestra Isla.

No sólo se adornan las que se encuentran apostadas en los exteriores, descansando sobre las paredes, en azoteas, en encrucijadas, rematando fachadas, balcones, recordando accidentados u obras finalizadas sin muertes, etc., sino también el los interiores de algunas casas.

A las exteriores, se les cambia el forro de tela que las cubría desde el año anterior y se sustituye por otra nueva. Se entronizan en bellos altares efímeros cuajados de flores, plantas, banderas, etc. y que pujan con alzarse con algún premio o simplemente para la admiración de propios y ajenos, siguiendo con la tradición familiar o del barrio.

También hace tiempo, en torno a las cruces, la fiesta se arropaba con loas (algunos las llamaban “las lobas”) y, mediante curiosos artilugios mecánicos, “aparecía” la cruz en el altar o en el escenario. Con alguna rara excepción, la “aparición” con tramoyas ya no se realiza, lamentablemente.

El etnógrafo Pérez Vidal, en un número especial de Diario de Avisos en 1945, con motivo de las Fiestas Lustrales, destacaba con énfasis: “si la cruz es con aparición, el gentío que se reúne y se apretuja a presenciarla es enorme. Las más sencillas transfiguraciones, cualquier simple cambio de apariencia, entusiasma al soñador pueblo isleño, amigo de fugarse de la realidad”.

Aunque hoy en día se guardan celosamente algunas de las letras de estas loas al Sagrado Madero, el número de la “aparición” se ha sustituido por lo que se ha llegado a denominar “cuadros plásticos”, esto es, estampas estáticas de personajes bíblicos o costumbristas en el que se suele leer algún texto alusivo.

Se cree que esta exquisita puesta en escena es una derivación de los fastuosos autos sacramentales barrocos que han perdurado a través de los tiempos y que se han transformado adaptándose a las nuevas formas y pasando de los cultos e ilustrados autores de los impresionantes carros triunfales y loas que se representaban en la preciosa capital de La Palma, al pueblo llano quien lo ha interpretado de estas ingeniosas maneras.

Un ejemplo de cantar que se entonaba en la peregrinación a la cruz de turno es: “Pronto pastores/ ramos de flores,/ la Cruz de Mayo/ nos llama ya/ ¡Qué floridita,/ qué enramadita,/ qué hermosa estará!”

Antiguamente se enramaban las cruces de las casas de las personas más adineradas y con un estatus social más alto. Ponían la cruz dentro de las viviendas, en un lugar privilegiado, y la adornaban con todas las joyas y prendas. Se reunían las familias por las noches e iban a visitar otras cruces. Éstas pujaban por ser las más originales y más bien decoradas y suntuosas. En los grandes salones se hacían bailes y fiestas muy animadas, con familiares, vecinos y amigos.

La belleza ornamental se consigue mediante combinaciones de vegetales, telas, alhajas y otros objetos de gran valor. Era frecuente la escenificación en algunas de las cruces parodiando temáticas de cualquier índole.

Se exponen unos muñecos grotescos de tamaño natural, denominados “mayos”, simpáticas figuras hechas de trapo que adornan la escena. Representan distintos temas y actitudes, colocadas en diferentes lugares, como formando pasillos hacia la cruz, o en varios rincones de sus alrededores, custodiándola, como en balcones, ventanas, muros, azoteas, bancos, tapias, etc.

Antiguamente era más común que los mayos fueran rellenos de paja o pinillo, pero con la evolución de los tiempos y de los materiales, esta tradición ha ido perdiéndose, rellenándose ahora con guatas, periódicos, trapos, muselina, papel, etc., calzándose con zapatos viejos... Antes se teñían el pelo de soga con cochinilla o con pastillas que venían para colorear la ropa, pero ahora se hace de hilo, etc.

Esta costumbre se pierde en el recuerdo, aunque es muy frecuente en lugares de la Península y Portugal la realización de muñecos. En La Palma también se halla algún ejemplo puntual y suelto en Las Breñas, Mazo y en Tazacorte.

La periodista palmera Hernández Pérez en su trabajo La Palma. Las Fiestas y Tradiciones, recoge la comparación que el prestigioso investigador Cirilo Velázquez hace de los mayos palmeros con “los homónimos de la isla de Terceira (Azores) y de Machico (Madeira)”. La confección y los temas elegidos son muy similares a los de La Palma, si bien los mayos, que en aquellas islas se colocan el uno de mayo (como aquí antes), no están relacionados “como los palmeros con la cruz”.

Dentro de la capital, ha perdurado en pagos como Velhoco, etc. gracias al esfuerzo de personas y asociaciones de vecinos. Un ejemplo de esta última fue “Zeloy” en la Barriada de Las Nieves que recuperó esta bella tradición entre 1982 y 1999, fechas en las que estuvo de Presidenta doña Marina Duque. Lamentablemente, los mayos dejaron de hacerse aquí.

Recordemos en las últimas ediciones, la gran profusión de mayos y adornos a lo largo de la conocida como Calle del Tanque. Una magnífica decoración muy típica, muy nuestra, que ojalá se copiase en el resto de lugares de nuestra bellísima ciudad.

Este itinerario nos recuerda el Via Crucis que hicieron los frailes franciscanos después de la conquista de La Palma, mediante la instalación de cruces en todo el recorrido en los alrededores del Real Ex convento de la Inmaculada Concepción, hoy templo de San Francisco de Asís.

Recordemos que el vía crucis es el “camino de la cruz”, un sendero señalado con diversas estaciones de cruces o altares, que se recorre rezando en cada una de ellas, en memoria de los pasos que dio Jesucristo en su camino hacia el Calvario.

Nos recuerda el querido vecino Antonio García, el encargado de enramar la cruz llamada “Columba”-por llamarse así una señora que estuvo con sus abuelos desde pequeña y era quien se ocupaba de adornarla-, que esta cruz tiene aún una de las maderas originales de aquel primitivo via crucis. Ha sido galardonada en numerosas ocasiones con el primer premio en la categoría tradicional que concede el Jurado que se desplaza por todos los rincones de la ciudad, visitando cada una de las cruces presentadas en cada edición.

La categoría tradicional ampara a las cruces que se enraman con motivos históricos y prendas. En el ámbito de la categoría libre se puede representar cualquier motivo, tomándose más en cuenta la imaginación y siempre se confecciona con productos naturales. Así lo confirmaba Armenia Pérez Pérez, encargada de la Cruz de Mirca. Antiguamente ésta se encontraba en el fondo del barranco, pero cuando se creó la asociación de vecinos, se decidió que se pusiera en la carretera.

En el año 1999, en la mencionada asociación “Zeloy”, como nos recuerda la que fue su presidenta, Marina Duque, se hizo un homenaje a la Lucha Canaria con 180 mayos, con los que también se adornaron las calles y los balcones.

Originalmente, estos peleles se colocaban estratégicamente durante la madrugada del primero de mayo, “detrás de la puerta en forma conveniente para que al entrar en la casa el visitante cayese encima de éste”. Había un dicho antiguo que manifestaba: “quien no se levanta temprano, el primero de mayo, se le mete el mayo por e …(trasero)”. También se oía decir que “si no nos levantamos temprano, nos pasamos el mes de Mayo, desmayados”.

José Pérez Vidal, erudito folclorista palmero decía: “En la tradición oral, han sobrevivido como recuerdos, posiblemente relacionados con las fiestas mayas en los pasados siglos, las prácticas de los peleles llamados mayos y la madrugada del primero de este mes, para que no se ‘meta mayo’ en el cuerpo”.

La periodista Hernández Pérez nos informaba en su estudio sobre las fiestas y tradiciones de La Palma, de que “lo de madrugar se seguía con todo rigor y cuidado. El día de la víspera se acostaba a la hora de las gallinas para levantarse a medianoche. Si estaban dormidos al entrar el mes de mayo, éste se les metía en el cuerpo – se les “metía mayo”- y las consecuencias no podían ser más desagradables; todo el mes estaba el dormilón destemplado de la barriga”.

Se empezaban a reunir los trapos por el mes de abril, en zonas de la capital como Cajita Blanca, Timibúcar, Baltasar Martín, San Telmo…, y cada familia hacía un “mayo” al que caracterizaban de acuerdo a un gusto muy particular: se le daba la forma de un vecino simpático que tuviera alguna anécdota o famoso por cualquier circunstancia… y se colocaba el primero de mayo, no como ahora, que se ponen en la Víspera de la Cruz.

Así, un año se hizo en la Barriada del Pilar un mayo que imitaba al famoso Julián Gotera, con su transistor y su bata azul, que salía de una alcantarilla… un simpático y querido personaje muy conocido por todos en esta capital.

En la zona norte de la capital, en el margen izquierdo del barranco de los Dolores (hoy Avenida del Puente), se asentaron en los alrededores del convento franciscano, los gremios de artesanos, las clases más populares y menos favorecidas económicamente. Es precisamente en esta parte de Santa Cruz donde hay mayor concurrencia de “mayos”, justo en la zona de influencia seráfica, orden humilde y caritativa.

Justo al contrario ocurre al otro lado sur del barranco, donde se instalaron los dominicos, los regidores, la suntuosa parroquia matriz de la isla, el Cabildo, los nobles y las familias más poderosas y caballeros más adinerados. Es aquí donde surgió una decoración lujosa, de ricas telas, joyas impresionantes, bellas flores, etc. También se adornaban con prendas “en el otro lado” aunque en este margen derecho no proliferaron los mayos.

Antiguamente se hacían las fiestas en honor a la Cruz Gloriosa con romerías típicas hacia la “Cruz del Tercero” en la Alameda (llamada así porque fue la que se colocó dando por finalizada la conquista de la ciudad y la Isla el tres de mayo).

Nos cuenta el alcalde constitucional don Juan Bautista Lorenzo Rodríguez que: “… el 9 de octubre de 1783, entre once y una y una del día, corrió el barranco de Santa Catalina con tanta abundancia de agua y tan fuertes estragos, que serán memorables por muchos años. Se llevó 7 casas y arruinó otras muchas de las inmediaciones; llevose la Cruz del Tercero y la de las Damas con sus plazas respectivas; perecieron dos hombres y una niña y muchos se libraron de milagro. Fue la causa haberse quemado los montes en julio por descuido de uno que llamaban el Gallo, natural de Las Nieves”.

En la base de piedra volcánica de la nueva cruz -emplazada en el mismo lugar que la original después de la catástrofe-, se haya una lápida que reza: “3 de mayo de 1893. Primera Conmemoración y Cuarto centenario de la Conquista de la Isla de San Miguel de la Palma terminada el 3 de mayo de 1493. ¡Gloria a los Héroes Españoles y a los Héroes Guanches! Unos y otros derramaron su sangre por su Patria.”

En la mañana del día tres se celebra una Misa de Campaña junto a esta Cruz del Tercero, la cual se adorna magníficamente montándose a su alrededor un altar efímero cuajado de flores y banderas.

Estas fiestas también contaban con bailes folklóricos en el Circo de Marte y en la Plaza de Santo Domingo. Asimismo, a los niños se les estaba reservado en estos festejos diferentes juegos, como la carrera de sortijas, de sacos, etc.

Las fiestas de mayo se prolongan durante todo el mes, con un amplio programa de festejos (unos años mejores que otros) que abarcan, desde las concurridas verbenas en los barrios hasta las bellísimas exposiciones de plantas y flores en diferentes plazas de la ciudad, como la de España y de San Francisco. Desde obras de teatro, números de danza, conciertos y actuaciones musicales diversas, hasta festivales de cuentos, animaciones infantiles y cross popular. Se pretende recuperar la “Batalla de las Flores para esta edición de 2009. Desde encuentros folklóricos hasta dianas floreadas y pasacalles con los “Gigantes y Cabezudos”. Misas y procesiones, como la de la imagen de San José Obrero en Mirca, o la “Cruz del Fraile” en la Dehesa (una de las más antiguas y más galardonadas), la “Cruz Gloriosa” en la Parroquia Matriz de El Salvador y por último la Virgen “Morenita”.

La “Cruz del Fraile” de la Dehesa ha venido reproduciendo en los últimos años edificios antiguos, casas solariegas, fachadas de templos palmeros… Es una de las más antiguas de la Isla, ya que es la más cercana al Santuario de Las Nieves y es desde donde partían la totalidad de caminos a todos los pueblos de La Palma. Así lo confirmaba Juan Ramón, encargado de la Cruz y presidente de la asociación de vecinos de La Dehesa durante varios años. Una cruz cuyo altar efímero se confecciona con maderas pintadas a base de extractos de plantas de la tierra.

El Excmo. Ayuntamiento de esta ciudad publica una ruta de cruces de mayo para que cada uno pueda orientarse acerca de su ubicación y de facilitar el recorrido, tanto en el casco urbano como en los barrios. Por ejemplo, en la edición del año 2000, se habían inscrito un total de 21 cruces, desde la de la Plaza de la Virgen de la Luz hasta la de la Cruz del Barranco de Espino en Velhoco, pasando por la de la Encarnación, etc.

Como colofón especial a todas estas fiestas, se celebra en el Real Santuario Insular de Nuestra Señora de Las Nieves, la llamada “Fiesta de Las Madres”, un emotivo homenaje a la Virgen y a todas las madres, tanto vivas como difuntas de la isla, y que en este año de 2009 cumple su trigésimo octava edición.

Se incluye una Misa Solemne ante la Patrona, el Panegírico de las madres, la Procesión de la Venerada Imagen y las ofrendas floral, poética y folklórica, con diferentes poetas de la isla, la banda municipal de música “San Miguel” y la de cornetas y tambores “Gayfa”, así como de grupos ataviados con la preciosa vestimenta típica. Se le hace entrega a la Virgen de una flor natural así como a todas las madres de la plaza.

En el preciso instante en el que se le coloca la rosa en las manos –o en el manto- de la Virgen, hay un gran estruendo de voladores, repique de campanas y un fortísimo aplauso. Se canta el Himno a la Madre y se vierten muchas lágrimas de la gran emoción. Si no es año de elecciones, no se celebrará el último domingo de mayo, sino otro anterior. A veces se ha elegido el primero, coincidiendo con el Día de las Madres instituido socialmente .

Volviendo al día de la Onomástica de la Santa Cruz, el tres de mayo, y después de la solemne función religiosa concelebrada, a la que acuden todas las autoridades civiles y militares, tanto locales, insulares como una amplia representación de las regionales. Está presente también el Pendón de la Conquista -o Pendón Real-, que previamente sale desde el Ayuntamiento y al que se tributan los honores reales. Tras la Misa se inicia la procesión de la Santa Cruz, Patrona titular de la ciudad –junto con Santa Águeda-, escoltada por varias bandas de música tras la cual tiene lugar una gran exhibición pirotécnica y una verbena, etc.

Lamentablemente, ya no acude el ejército, por lo que se ha prescindido así de uno de sus tradicionales elementos que aportaban más majestuosidad y empaque al evento. Esta privación ha suscitado grandes, lógicas y dolorosas polémicas. Es curioso que sólo ocurra en la provincia de Santa Cruz de Tenerife, y no así en el resto de España. Habría que estudiar con detalle el por qué de esta excepción.

No es extraño encontrar en las iglesias de todo el Archipiélago grandes cruces cubiertas de plata como una demostración de la extraordinaria devoción que alcanzó en nuestras islas este símbolo cristiano. Así lo indica también la presencia de numerosas capillas y calvarios por toda la geografía y el lujo con que una sociedad enriquecida como la nuestra adornó sus representaciones. Una costumbre de cubrir con plata estas cruces de madera que se inició en el siglo XVII.

Estamos, por lo tanto, ante una fabulosa cruz de plata en su color sobre un alma de madera. De medidas tiene 132 cms de altura y 93 cms de brazos; las perillas, de figura de piña rodeada de hojas muy carnosas que rematan los brazos tienen 14 cms.

Se halla entronizada en una peana, en forma de copa, de 54 x 40 cms en su parte más ancha y 45 cms de altura. Tiene una inscripción en su base que en la que se lee: “Dio esta Cruz a la Yglesia Parroquial de Ntro Sr. San Salvador, Don Simón Florencio Res. Montero Vble. Beneficiado y Rector de dicha Yglesia y Comss. Del Sto Oficio/ Año de 1726”.

Efectivamente, Simón Florencio Rodríguez Montero -Comisario de la Inquisición y Beneficiado de El Salvador- había donado a esta parroquia matriz la magnífica cruz procesional con la que se conmemora el 3 de mayo en la onomástica del Santo Madero. Gran devoción tuvo el donante por este símbolo eclesiástico; de las sesenta misas de su capellanía, las tres primeras fueron a la Invención de la Santa Cruz, al Triunfo de la Cruz y a la Expectación de la Cruz.

La gran Cruz, cuya presencia en el tesoro del suntuoso templo matriz se cita por primera vez en el Inventario de 1782 (“vna cruz grande con su peana para el día de la invención”), es de sección hexagonal y lleva una decoración relevada de carácter vegetal que recubre sus caras y un cordón de separación entre ellas.

Como documento curioso sobre una anécdota producida dentro de la Parroquia Matriz de El Salvador durante la celebración de la fiesta de la “Gloriosa Santa Cruz”, se guarda una carta dirigida al Venerable Beneficiado de la Parroquia de San Andrés (municipio norteño palmero), D. Francisco Ignacio Fierro, por el Obispo de la Diócesis Fray Valentín de Morán, de fecha 25 de mayo de 1755.

Se explica allí cómo “había intentado Don Pinto de Guisla asistir a la procesión de la Cruz con el sombrero puesto aun dentro de la iglesia”. La misiva obispal continúa “bien ha hecho V. md en hacerlo quitar, y lo mismo ejecutará siempre que se ofrezca pretender esa y otras extravagancias del mismo tenor, que quiere introducir como Caballero, portándose como si nunca hubiera habido en estas islas otro, sin considerar que los muchos que hoy hay, y en todos tiempos ha habido, no han inquietado con semejantes intentonas el sosiego público”.

Esta fue una fiesta regulada por el antiguo Cabildo de la Isla. Así se desprende de las ordenanzas de 1611, donde se manda que “los Mayordomos de los oficios saquen los días de Corpus Christi y San Miguel y Santa Cruz de Mayo y en todos los demás días generales los Pendones para acompañar las procesiones, so pena de 20 días de Cárcel con más de 1.000 mrs aplicados por tercios, Juez, denunciador y Propios”. También se ordenaba la limpieza pública y el barrido de calles por las que pasaban las procesiones, entre ellas, la de la Cruz.

La referencia más antigua que se conoce de esta hermosa costumbre del enramado de las cruces la encontramos en la Subida Lustral de la Virgen de Las Nieves en 1765. Así, cuando la Patrona retornaba en procesión por las calles capitalinas hacia su Santuario, “estaba una cruz, que es la del noveno passo, con el major ornato y compostura de prendas, talcos y galones”.

También la comitiva se encontró nuevamente con “una cruz que es la del octavo passo, con la mejor belleza compuesta de joyas y otras prendas en gran número y muy hermosas escarchas”.

José Guillermo Rodríguez Escudero

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