Últimas Noticias de La Palma

Esta web contiene las noticias de La Palma publicadas hasta el 12 de diciembre de 2015, desde ese momento, todas las noticias estarán publicadas en la nueva web www.mundolapalma.es

Últimas Noticias de La Palma


lunes, 17 de agosto de 2009

Tradicional Romería de Ntra. Sra. del Pino - 16/8/09

Leer más...

Ntra. Sra. de La Piedad - San Andrés y Sauces

Leer más...

Nuestra Señora de Las Angustias y su Santuario del Barranco

La preciosa imagen titular de la ermita de homónima advocación dolorosa, Nuestra Señora de Las Angustias (fechada hacia 1515-1522), llegó a la Isla de La Palma probablemente gracias a las gestiones del caballero Jácome de Monteverde –mercader oriundo de Colonia y establecido en Amberes- o por alguno de sus sucesores en el dominio de las ricas tierras de los aledaños y del patronato de su oratorio.



La compañía alemana Welsen había vendido en 1513 al mencionado Monteverde la propiedad y señorío de las haciendas de Argual y Tazacorte, compra que ratificó la reina doña Juana por Real Cédula dada en Valladolid. Acusado de luterano, fue trasladado a Sevilla, donde murió en 1531. No fue el único flamenco que tuvo problemas con la Inquisición española. Recordemos, por ejemplo, al calvinista Hans Aventroot, factor de los mencionados ingenios azucareros, que cometió la osadía de solicitar al propio Felipe IV libertad de conciencia para los reinos hispánicos y por ello, fue quemado en Toledo en 1632.

La recoleta y bella ermita fue erigida en los primeros años del siglo XVI por los ricos propietarios de la Hacienda de Tazacorte en el fondo del más tarde conocido por Barranco de Las Angustias, que da acceso al actual y famoso Parque Nacional de la Caldera de Taburiente, impresionante paraje natural. Ya en 1613, la venerada talla –escultura de madera policromada de 100 cms. de alto- presidía su altar colocada en una peana y cubierta por un gran manto de tafetán blanco. Los inventarios de la época informan de que ya poseía cinco mantos y siete tocas.

En el legajo nº 14 de la casa Sotomayor, en Argual , existe una copia muy deteriorada de un escrito firmado por don Félix Poggio y Alfaro, datado de 31 de mayo de 1854 en el que se dirige al Sr. Febles, cura párroco de Los Llanos de Aridane, solicitando información sobre la imagen y ermita de Las Angustias. Alegaba que “ésta que se venera bajo el titulo que la dieron nuestros mayores N.s. de Las Angustias y otras dos iguales fueron tomadas y conservadas por algunos ingleses que preservados de los errores del cisma que contaminó esta nación en los siglos XV y XVI, queriendo llevarlas al país en donde se las continuase dando culto las pusieron en un barco de dicha nación que al pasar por esta Isla, dejaron una en el barranco de Los Sauces, la otra en esta Ciudad y otra en el barranco de la Caldera y que el caballero flamenco Jácome de Monteverde, dueño de este barranco y de Argual y Tazacorte, fabricó su primera ermita en el mismo lugar en que los ingleses dejaron el cajón en que ella venía, que fue al pie de las vueltas que suben a Argual en donde aún se conservan algunos fragmentos. Los hijos de dicho caballero herederos de éste santuario y de la devoción de su padre a esta Santa imagen perpetuaron la costumbre establecida por éste de que el capellán de su Ermita de San Miguel de la Hacienda de Tazacorte fuese los sábados a decir misa a aquélla, según consta en la partición que hicieron de sus bienes el 25 de agosto de 1557 ante el escribano Domingo Pérez…”

Al arruinarse esta primera ermita, sus patronos, los Señores Monteverde y Vandale, en el tercer cuarto del siglo XVII decidieron el traslado de la imagen a la ermita de San Miguel de Tazacorte. Estos ricos hacendados fabricaron a su costa y en terreno propio otra mayor, donde se recolocó en 1678. Es en este año donde el cronista eclesiástico Juan Pinto de Guisla escribía que la segunda ermita fue “fabricada en el distrito de la hazienda de tasacorte por los dueños della y a su costa, donde esta una imagen de nuestra señora desta advocaçion con quien se tiene particular devozion en toda la Ysla”.

La ermita fue conocida en la primera mitad del siglo XVI bajo diversas advocaciones, como la de Santa María y Nuestra Señora de la Piedad. Por ejemplo, en agosto de 1546, el tijarafero Francisco de Riverol mandó en su testamento que se le dijese por su alma una misa –entre otras- en la ermita de “nuestra señora de la piedad en el barranco de Tesacorte”. Pérez Morera también nos informa de que “aún hoy ha perdurado en la toponimia de la zona el nombre de Santa María, pero al otro lado del barranco, en el lado opuesto al santuario, donde, al parecer, estuvo situado su primer templo”.

Otra curiosidad más. Desde 1521 se expidió en Burgos una Real Cédula en la que se indica la importancia de las dos iglesias, San Miguel y Santa María. Jácome de Monteverde era el dueño del heredamiento donde estaban erigidas y de los caminos por los que tenían lugar las peregrinaciones que hacían los devotos lugareños. Se decía que en ellas había muchos conquistadores enterrados y allí era donde se encontraban muchos perdones e indulgencias, etc. Sin embargo, dicho terrateniente impidió el paso de los vecinos y peregrinos a las ermitas debido a que roturó el camino de acceso a ambas y plantó cañaverales de azúcar por lo que llegaron a medio derribarse por el abandono.

En la visita del obispo Fray Vicente Peraza en 1522, la ermita fue construida por los antecesores del mencionado Monteverde, señores de las Haciendas mencionadas. A él le correspondió reedificarla, puesto que cuando llegó a la isla en 1513 la encontró ya arruinada “y con ciertas paredes questavan caydas”. La profesora Negrín nos informa de que la iglesia de Las Angustias era más modesta en proporciones que la de San Miguel, y que también era de cantería roja y tejado a dos aguas con una pequeña espadaña para la campana.

El propio Jácome tenía por costumbre oír misa junto con su esposa Margarida todos los sábados en su ermita y daba el aceite preciso para la lámpara que debía arder ese día ante la Virgen.

Esta devoción fue heredada por sus sucesores, dueños y copatronos del santuario, quienes especialmente invocaban su protección en el momento de la muerte. Son varias las referencias que han llegado a nuestros días. Por ejemplo, el capitán Luis Maldonado y Monteverde, dueño de un décimo de cañas en el ingenio de Argual, ofrecía desde el lecho de muerte una botija de aceite por la curación de su alma; o los herederos de Nicolás Massieu, que habían pagado 137 reales al ermitaño del santuario, resto de una promesa que había hecho Nicolás Massieu, etc.

Fueron varias las dádivas enviadas desde las Indias que se recibieron en el santuario, como “una alhaja de plata que no bajase de 500 reales, a disposición del cura de Los Llanos”. Fue enviada desde Méjico por Nicolás Van Dalle Massieu y Sotomayor, señor de Lilloot y Zuitland. Este caballero estaba empeñado en que saliesen “a la luz todos los milagros que esta Señora de las Angustias ha hecho con sus devotos y otras Personas hasta estos tiempos para que en los venideros se sepa y perpetue la memoria de tan Milagrosa Ymagen”. Uno de estos prodigios narrados ocurrió a una pobre ciega y pobre con dos hijas que, ante la crecida del barranco, le era imposible cruzarlo para buscar comida. Una de las hijas, temiendo por la vida de las tres, se armó de valor y lo cruzó “con el fauor de tal señora”, pero como no regresaba, su madre la dio por ahogada con gran desesperación. A tientas y con su otra hija, la buscó por todo el barranco hasta que encontró a varias personas que la habían hallado “aorillada y enrredada en unas mattas y casi muerta, pero volviendo en si dixo que la Virgen nuestra Señora la auía cogido y detenido en sus manos a el impetu de el agua y la auia sacado hasta allí”

Un nuevo retablo de corte barroco de triple hornacina fue instalado en el presbiterio y la Virgen fue entronizada en el gran nicho central. Ya consta allí en 1861.

Una leyenda en latín, escrita en el altar que preside, señala a los peregrinos:

“Oh, vosotros, todos los que por aquí pasais, ved si hay dolor semejante a mi dolor”

A propósito de este bello retablo barroco, el profesor Trujillo nos informa de que “en él, los pilares abalaustrados intercalan alguna sección más o menos prismática, otras se decoran con hojas o motivos florales, y alguna ornamenta su parte superior con gallones”. También hace mención a que el friso recorre mixtilíneamente el cuerpo de triple hornacina y que hay motivos, como soles, de evidente gusto indiano. Finaliza su estudio sobre esta bella pieza diciendo que “las cartelas que lo orlan, en curva y contracurva, terminan en curiosos mascarones, que con foliada cabellera termina en voluta les sirve de pedestal”.

La efigie ya contaba con una corona imperial de plata, así como las potencias del Cristo y de una gran cruz, también del mismo metal. En los años 80 del pasado siglo, también fue llevada a la parroquia matriz de Los Remedios de Llanos de Aridane, cabecera de su arciprestazgo, hasta que fueron terminadas las obras de restauración de su santuario.

Esta magnífica obra interpreta el asunto iconográfico de La Piedad, de acuerdo con la tradición gótico-flamenca, utilizando un esquema próximo al del grupo de análogo asunto del Hospital de Dolores de la capital palmera o del extinto convento franciscano de la Villa de San Andrés y Sauces, denominadas Nuestra Señora de La Piedad en ambos casos.

El arte patético de finales de la Edad Media había concedido un amplio espacio en su iconografía a la Virgen Dolorosa, representada ya con un Cristo muerto sobre las rodillas después del Descendimiento de la cruz, ya sola, tras el Enterramiento de su Hijo. Estos dos tipos iconográficos se designan con los nombres de Virgen de la Piedad y Virgen de los Siete Dolores. El grupo de la Virgen de la Piedad se compone, estrictamente, de dos personajes: María y su Hijo desclavado de la cruz, cuyo cuerpo inanimado Ella sostiene sobre las rodillas. Este tema ni siquiera está esbozado en los Evangelios, ni procede tampoco del culto oficial: es una creación de la imaginación mística que surgió a principios del siglo XIV, al mismo tiempo que la Virgen de Misericordia y del Varón de Dolores.

La escultura de Nuestra Señora de Las Angustias es la más antigua de las tres piezas flamencas mencionadas que de este tema iconográfico se conservan en La Palma. Se trata de las imágenes de La Piedad. Una que se venera en la actual iglesia del Hospital de Dolores de la capital palmera y otra que se custodia hoy en día en la parroquial de Montserrat de San Andrés y Sauces. Por el inventario hecho en 1522 por el obispo fray Vicente Peraza, se sabe que ya en aquella lejana fecha presidía el único altar de la ermita, colocada dentro de un tabernáculo-hornacina que se cerraba la imagen de “Nuestra Señora de bulto con su Hijo preçioso en los braços quando lo desçienden de la cruz”

La soledad de María va a ser aprovechada –según el padre Trens- por artistas y místicos, quienes, uniendo los dos extremos de la vida de Cristo, infancia y muerte –pesebre y cruz-, crearán esta nueva tipología, popularmente conocida como La Piedad. En contraposición del dulce recuerdo del Niño pequeño mecido entre los brazos de su Madre, Enrique de Berg describe al Cristo muerto: “sus ojos, que brillaban como carbunclos, ahora están apagados. Sus labios, que parecían rosas rojas recién abiertas, están secos y su lengua pegada al paladar. Su cuerpo, sangrante ha sido tan cruelmente estirado sobre la cruz, que pueden contarse con todos sus huesos”.

La postura sedente, vertical e hierática de la Virgen de Las Angustias, mientras sostiene el cuerpo inerte de su Hijo –por la mano izquierda y por la cabeza- contrasta con la forzada curvatura descrita por el cuerpo de éste que, yaciendo en el regazo materno, se arquea para alcanzar el suelo con sus pies cruzados.

Según el pensamiento místico medieval –siguiendo las palabras de San Bernardino de Siena- se trata de la escena en la que María, melancólica, extraviada, abstraída y angustiada, incluso joven, rememora los años de la infancia de Jesús. La Virgen tiene la ilusión de acunar a su Hijo pequeño en brazos, como en los felices tiempos, pero ahora no abraza a su pequeña y amada criatura, sino que ahora porta el frío cadáver ensangrentado de su Hijo ajusticiado, representado con la estatura de un niño. Sueña que tiene a su Hijo sobre las rodillas y que lo acuna envuelto en la mortaja como antes en los pañales. Es por ello que estemos ante una desproporción simbólica de ambas imágenes, y no tiene que ser entendido como un error artístico de perspectiva del escultor o en una torpeza o inhabilidad del artista.

Santa Brígida de Suecia atribuye a la propia Virgen esta descripción emotiva de su Hijo descendido de la Cruz: “Lo recibí sobre mis rodillas como un leproso, lívido y magullado, porque sus ojos estaban muertos y llenos de sangre, su boca fría como la nieve, su barba rígida como una cuerda”.

Aquí, la Madre lleva sobre la cabeza una toca hendida en pico sobre la frente, conforme a un tipo bastante usual en la plástica nórdica de las primeras décadas del siglo XVI, mientras que todo su cuerpo sedente está envuelto en amplio manto de duros bordes que se quiebra sobre las piernas en rígidos pliegues angulares. El profesor Pérez Morera, también indica que “el plegado del manto describe las metálicas quebraduras características de arte flamenco”.

La tranquilidad, la serenidad, la paz, la resignación, el dolor silencioso… la apariencia idealizada del melancólico semblante de la Virgen de Las Angustias, se contrapone extraordinariamente al crudo realismo que emana el rostro y el cuerpo del Cristo Muerto. En su rostro lacerado lleva impresa la huella del dolor y todo el flácido cuerpo muestra numerosas llagas sangrantes y carnaciones mortecinas de la reciente Pasión. Nuestra obra comparte numerosos rasgos con los modelos tallados en los Países Bajos meridionales en el tránsito de los siglos XV al XVI. Ejemplo de ello es el trenzado voluminoso de la corona de espinas de Cristo, muy parecido al Crucificado de San Pedro de Lovaina, o también el tratamiento de la barba en mechones individualizados, rizándose en las puntas en forma de caracol y el modelado de su tórax dibujando un exagerado arco jalonado por las protuberancias óseas de las costillas, comparables ambos con los de la estatua de Job de la iglesia de San Martín en Wezemaal; así mismo, el plegado de su perizoma o paño de pureza a base de convencionales acanaladuras paralelas, parecido al de los Cristos del Museo Comunal de Lovaina o al de San Sebastián del Rijksmuseum de Amsterdam.

La profesora Negrín concluye su estudio sobre esta bella pieza, informándonos de que “todo ello apoya la filiación brabanzona de la pieza y su datación en el primer tercio del siglo XVI”

Cada 15 de agosto, romeros llegados desde todos los puntos de La Palma acuden al bello santuario del Barranco de Las Angustias a rendir pleitesía a esta venerada imagen. Tras la solemne misa concelebrada, los orgullosos vecinos de Los Llanos de Aridane llevan sobre los hombros en multitudinaria procesión a su Virgen en originales andas hasta el Calvario, lugar donde la tradición cuenta que apareció el cajón con la milagrosa imagen. Hasta allí es acompañada por la arqueta con parte de las reliquias entregadas por San Pío V en Roma al beato jesuita Ignacio de Azevedo y que éste, días antes de ser martirizado, las había regalado a su gran amigo, el flamenco Melchor de Monteverde.

José Guillermo Rodríguez Escudero

BIBLIOGRAFÍA

CALERO RUIZ, Clementina. «La escultura anterior a José Luján Pérez», Gran Enciclopedia del Arte en Canarias, C.C.P.C., Gobierno de Canarias, 1998
Exposición Arciprestal de Arte Sacro, Los Llanos de Aridane, junio 1968
FERNÁNDEZ GARCÍA, Alberto-José. «Semana Santa en Los Llanos de Aridane», Diario de Avisos, Santa Cruz de La Palma, (16 de abril de 1965)
GALANTE GÓMEZ, F.J. «Arte Gótico», Historia del Arte en Canarias, T. IX, Las Palmas de Gran Canaria, 1982
HERNÁNDEZ P. «Mientras se restaura el Santuario, la Virgen de las Angustias recibió culto en Los Llanos de Aridane», El Día, (24 de agosto de 1980)
HERNÁNDEZ PERERA, Jesús, «Arte», Canarias, Fundación Juan March, Madrid, 1984.
Idem. «Esculturas flamencas en La Palma», Anuario de Estudios Atlánticos, La Laguna, nº 14-16, 1968-1970
NEGRÍN DELGADO, Constanza. «Escultura», Arte Flamenco en La Palma, Conserjería de Cultura y Deportes, Gobierno de Canarias, 1985
PÉREZ MORERA, Jesús. Arte Flamenco. Isla de La Palma, Consejería de Turismo y Transportes del Gobierno de Canarias, Madrid, 1990
Idem. «El Patronazgo de los Señores», La cultura del azúcar. Los ingenios de Argual y Tazacorte, La Laguna, 1994
RÉAU, Louis. Iconographie de l’Art Chrétien, P.U.F., Paris, 1957
TRUJILLO RODRÌGUEZ, Alfonso. El retablo barroco en Canarias, tomo I, Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria, 1977
Leer más...
© Mundolapalma.com