El 3 de Mayo de cada año amanecen vestidas con flores, velas, joyas y demás abalorios las cruces de la isla de La Palma, desde la más humilde, escondida y / o apartada hasta la más suntuosa.
Este símbolo tan cristiano que nos recuerda la muerte de Cristo, bendice aquel lugar donde se encuentra. Desde la entrada de algunas casas, pasando por laderas y montes hasta caminos donde tuvo lugar alguna muerte trágica.
Algunas de estas cruces están cobijadas por obras de mampostería pero otras sin embargo, se abrazan al azul del cielo palmero y a la brisa fresca de los alisios.
En municipios como Breña Alta, entre otros, las cruces son vestidas con telas y joyas que siguen las reglas de la armonía.
En estas cruces se involucra el buen hacer, la ilusión y el arte de cientos de personas que cada año se comprometen a engalanar “su cruz”.
En Breña Alta, sin ir más lejos, la tradición y devoción por las cruces se remonta a un hecho acaecido en 1622 considerado como milagroso según relata Viera y Clavijo, quien hablando de dos cruces que están en la Iglesia de San Pedro dice que “las halló alguien en el tronco de un laurel estándolo cortando”.
El 3 de Mayo se recuerda, también, el descubrimiento (año 326) por Santa Elena (madre del Emperador Constantino), de la verdadera Cruz de Cristo.
En La Palma hay otras cruces que no se adornan con joyas, sino que se visten con telas, flores, enramadas de palma y papeles de seda como por ejemplo, la Cruz de la Centinela en Garafía, más concretamente en Juan Adalid (punto geográfico más al norte de La Palma).
Hay tanta devoción por la cruz y tanta ilusión por engalanarla que muchas personas han optado por incluirse en listas para ofrecerse a “vestir” las cruces.
No sólo se adornan las que se encuentran en los exteriores, descansando sobre las paredes, en azoteas, en encrucijadas, rematando fachadas, balcones, recordando accidentados u obras finalizadas sin muertes, etc., sino también las que se encuentran en el interior de algunas casas.
Estos días las personas que trabajan para “su cruz” lo hacen con el mayor de los fervores y la magia que para ellos supone el 3 de Mayo, día en el que cientos de cruces en la Isla Bonita amanecen colmadas de color e ilusión, fruto del buen hacer de la gente palmera que lucha por conservar vivas nuestras fiestas y tradiciones.
Sin duda, la Ruta de Las Cruces de Breña Alta, no deja indiferente a nadie. Propios y foráneos disfrutan de cada una de las cruces engalanadas, encontrando en una u otra la magia que marca la diferencia. Es por ello, que nadie termina la ruta igual que la comenzó.
Desde aquí, nuestra enhorabuena para todas aquellas personas que hacen posible con su esfuerzo y trabajo, tanta belleza, encanto y elegancia en el Día de la Cruz.
Nazaret Ojeda
