Zacarías Gómez recuerda que la obra de Zorrilla constituyó una cita habitual en estas fechas en Santa Cruz de La Palma
El Teatro Circo de Marte de Santa Cruz de La Palma acogerá este viernes, día 4, la representación del clásico de José Zorilla Don Juan Tenorio, en la propuesta escénica de la compañía tinerfeña Timaginas Teatro. La función dará comienzo a las 20:30 horas y las entradas pueden adquirirse ya en taquilla y a través de Internet.
El concejal de Cultura del ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma, Zacarías Gómez, ha señalado que esta puesta en escena “constituye una buena noticia para todos los aficionados al teatro en nuestra isla, en tanto recupera la tradición de escenificar el clásico de Zorrilla en las fechas de Todos los Santos, costumbre que fue muy popular en los años 70 gracias a la labor del grupo Candilejas”.
El clásico de Zorrilla llega al Circo de Marte tras su reciente paso por el Teatro Leal de La Laguna donde agotó las localidades. La obra, protagonizada por Armando Jerez, ha sido vista ya por casi 4.000 personas en Tenerife.
Timaginas Teatro obtuvo el pasado año con este montaje cuatro nominaciones en la segunda edición de los premios Réplica de las Artes Escénicas de Canarias, a la mejor escenografía, vestuario, iluminación y dirección. El vestuario, en el que se ha respetado rigurosamente la elección de las telas y hechuras de la época, así como la escenografía que fusiona las nuevas tecnologías con el mobiliario y atrezzo del siglo XVI, ha sido creado íntegramente en los talleres de Timaginas Teatro.
Don Juan Tenorio de José Zorrilla es una de las obras clásicas del teatro español y, posiblemente, una de las más representadas en los escenarios de todo el mundo. La obra nació en la leyenda medieval hecha famosa por Tirso de Molina en El burlador de Sevilla, durante el Siglo de Oro. Don Juan es rebelde y diabólico. Es símbolo de la libertad individual frente a las leyes sociales. La novedad de la obra de Zorrilla es que don Juan encuentra su salvación en el amor de doña Inés. Este acto permite una conciliación entre la religión y la imagen romántica del héroe seductor y arrogante, y convierte esta pieza teatral en un icono de nuestra escena.
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